MIRAR
Miro detrás de mí
donde escondo lo que no quiero ver
Allí miro cuando ya nada importa
Si duele o no duele
Que me avergüence
Que sea pecado
Miro porque un día imprevisto
se acaba el juego y empieza la verdad
La verdad que está detrás de ti
y sólo puedes verla dentro de ti
Ese día miro en silencio
Sola como nunca
Valiente como nunca
Ensimismada
Y lo que veo me hace sonreir
con tristeza, ironía y ternura
(Imagen: Amadeo Modigliani. Retrato de Jeanne Hébuterne)
QUIETUD
Pobre ciudad abandonada
en el mundo.
No vista, ni pisada por nadie.
Ni memorizada. La ciudad en que solo
un hombre gris pasea, ingrávido:
boina negra y un abrigo marrón
que tildan su vivencia de abandono,
vacío, extrema calma;
de muerte, tal vez. Aunque la muerte
es siempre la quietud de una parte
mínima. Quietud que provoca convulsión
alrededor. En cambio la ciudad,
inmersa en un tiempo ininteligible,
se parece más bien a un planeta no nato,
al sueño que acabas de olvidar
en un mundo atrapado en la mente.
Dos casas marrones y una roja.
Silueta de un puente que borra algunas chimeneas.
Farolas mortecinas.
Carencia de arboleda.
Un cielo pintado sobre el frío.
Y un muro inacabado, tan bajo
que apenas si supera el tamaño del hombre
o separa las casas de las naves industriales;
hierros viejos y la grúa de la vía de un tren
que no pasa, ni llega, que tal vez no existe.
De Palabra de Elefante, Vitoria 2007
(Imagen: Edward Hopper: Manhattan Bridge Loop)
EL CIELO SOBRE BERLÍN
En Berlín hay un centro comercial en forma de caracol modernista en la Friedrichstrasse y un patio magnético en el Hackeschen Markt y un hombre molecular caminando sobre el río Spree y un pez de Gehry dentro del DZ-Bank y un tren amarillo que ensarta las torres rojas y una torre mutilada donde late el corazón de un muerto por odio, orgullo y ambición. Berlín es tendencia. Multirracial y multicultural. Un parque zoológico y temático. Un circo romano du Soleil. La nave del tiempo. La cámara de los horrores. El libro viviente donde se escribe Europa. Enormes explanadas vacías. Multitudes. Salchichas con curry. Autobuses con altillo. Banqueros con Armanis. Tuberías de color rosa al aire. Los parques frondosos. Goethe. La estrella de David. Cruces ansadas, celtas, esvásticas. La hoz y el martillo. Profecías económicas. Banderas y grafittis. La guerra. El cabaret. El holocausto. El Bundestag. El Brandenburger Tor. Los tilos. Karl Max. El Hotel Adlon. La K-Damm llena de franquicias y el muro firmado, escupido, destruido, cicatrizado, escondido. Sobre las sinagogas, los cementerios, las plazas cubiertas, las cúpulas de cristal y el pirulí de la Fernsehturm vuela bajo, rasante, un ángel protector y triste con cara de Bruno Ganz.
(Imágenes: Berlín. ángela mallén)
BIOGRAFÍA
Ángela Mallén (Alcolea del Río, Sevilla). Licenciada en Psicología Clínica, con estudios de Pedagogía, Psicología Social y Filología Alemana. Ha sido funcionaria y profesora en la Universidad Johannes Kepler de Linz (Austria). Actualmente reside en Vitoria, donde trabaja como profesora de alemán, intérprete y traductora. Escribe narrativa y poesía. Publicaciones: Novela: Los caminos a Karyukai (Arte Activo Ediciones, 2005). Poesía: Courier -Los trenes del Sur- (Premio Leonor de Córdoba. Andrómina, 2003). Palabra de elefante (AAE, 2007), Ángel o diávolo (Finalista IV Premio Poesía Amorosa 2007, Círculo Bellas Artes, Palma de Mallorca). La noche en una flor de baobab (Andrómina, 2009), Cielo Lento (AAE, 2011). Narrativa breve: Los leucocitos de Aurora y Rosalino (Finalista XXXV Concurso de Cuentos “Hucha de Oro” FUNCAS, Madrid 2008). Bolas de papel de Plata (AAE, 2014). Ha participado en numerosas antologías y colabora en revistas literarias como Galerna (Montclair State University), Revista Áurea, Ágora, Espacio Luke, Especulo (Universidad Complutense, Madrid), Surco Sur (University of South Florida, USF), Kaskarinia, Azuldemar, Agitadoras, Ex Libris (Instituto de Cultura Juan Gil-Albert), La Manzana Poética, y otras.