Foto: Paula Arranz
Mira esa vieja cicatriz
que tira de la piel
y tensa el recuerdo.
¿Puedes escuchar
el error cometido
el corte
el grito
el comienzo del dolor?
Piensa ahora
en la advertencia del filo
en el argumento
de la primera
gota de sangre.
*
La caída
que con mano temblorosa
llama a otra mano
de aire, coge
en su vuelo
el único sustento.
Espera
la luz
también duda.
*
Algunas huellas
no dejan huella
y ésas son la peores
porque no hay cicatriz
a la que acudir
ni herida ni daño
ni testimonio
sólo
ese aplastamiento de la memoria
los recuerdos en dos dimensiones
los filamentos de los hechos
la vibración casi metálica
de la columna vertebral
que sabe que la vida
te ha pasado rozando.
*
Echo de menos lo que acaba
de suceder y se me ha ido
casi sin darme cuenta. Echo
de menos la vida que sucede
fuera de estas hojas caducas
de otoño permanente. No
comprendo cómo puede el tiempo
anticiparse en todo a mi conciencia
dejarme atrás, obligarme a pensar
en su trascurso, mientras él
se mueve. Y acelera.
Nunca llegaré al horizonte.
*
Si aquí al menos estuviera yo
aparte de lo indeciso
la idea titubeante
lo callado que reclama
pero no hay cura para mí
aquí
sólo viento simulado
que arrastra
a ráfagas cortas
pequeños relojes blancos.
Francisco Taboada: (Bilbao, 1957) Escritor y pedagogo. Sus últimos libros publicados son el poemario Frontera de carne (Arte Activo, 2015) y la novela El pozo séptico (Ediciones Oblicuas, 2015). En eldiario.es Cantabria escribe la sección Campo de gardenias con fotografías de Paula Arranz.
Foto: Detalle de la capilla del ‘convento más pequeño del mundo’, situado dentro del Convento del Palancar (Cáceres)/ Paula Arranz