La tertulia surgió por iniciativa de tres personas que se reunían en un bar del centro de la ciudad de Medellín, luego se fue ampliando a ocho, de ahí el nombre Los Octámbulos.
¿Quiénes son los Octámbulos?
Somos un grupo de escritores convencidos de que la literatura es como el pan cotidiano de la palabra y como tal requiere de esa necesidad vital para nombrar y renombrar la cotidianidad por medio de la escritura, la lectura, las ideas, la conversación amena y hasta la discusión muchas veces álgida sobre temas que nos apasiona.
¿Cuál es su filosofía o apuesta estética?
Cada uno en el grupo es poseedor de un estilo y una poética individual como manera de percibir y estar en el mundo, pero con la posibilidad de que su expresión escritural sea sometida al oído atento y crítico del colectivo, sin que ello signifique uniformar los criterios.
¿Cómo consolidaron su grupo y cuántos años llevan juntos?
La tertulia surgió por iniciativa de tres personas que se reunían en un bar del centro de la ciudad de Medellín, luego se fue ampliando a ocho, de ahí el nombre Los Octámbulos; consideramos que es un número adecuado para que las reuniones no sean tan onerosas al anfitrión de turno, teniendo en cuenta que son los sábados cada quince días y se inicia a las cinco de la tarde hasta las cinco o seis de la mañana. Hemos cumplido catorce años de actividad tertuliana.
¿De quién fue la idea de crear el grupo?
La idea nació del escritor Rubén Darío López quien se reunía con Luis Orlando Valencia y Rafael Aguirre.
¿Cuántas publicaciones llevan en conjunto a lo largo de su existencia?
Se han completado catorce títulos individuales y dos colectivos en los géneros: poesía, cuento corto, cuento largo, novela, ensayo, eporimios… Es de anotar el carácter de economía solidaria para solventar los costos de las publicaciones; parten de cuotas que cada contertulio da cada quince días durante diez meses al año.
¿Hasta dónde piensan llegar como creadores literarios, cuáles son sus sueños a largo plazo, sus ideales?
No es nuestra preocupación las metas; lo importante es IR, siempre IR… Continuar en el camino como tortugas o como liebres. Las posibilidades están abiertas.
¿Creen que deberían existir otros colectivos de escritores, cuál es su importancia?
Creemos que la soledad inherente al acto de escribir puede encontrar su contraparte en la unión colectiva de voces que tengan la convicción y la pasión por el acto creativo. Los colectivos literarios permiten y motivan el avance de la creación literaria en el contexto cultural.
¿Cómo acallar los egos de artista en un colectivo, es decir, si comparten sus escritos, cómo manejan las críticas?, ¿son sinceros?
Concebimos la tertulia como un espacio donde no hay jefes ni líderes ni maestros que establezcan reglas del juego, lo cual permite que no se establezcan hegemonías en el uso de la palabra, de tal manera que la crítica se dirige siempre al texto y nunca a la persona; lo anterior queda claro para todos y cada uno en el momento de compartir sus textos.
Estos son ocho textos, uno por cada miembro del grupo, para compartir con los lectores de LUKE
HISTORIA DE UN CUENTO
Por Rafael Aguirre
Había una vez un cuento que deseaba salir a la luz pública, pues consideraba tener la estructura y los elementos necesarios para llegar a ser una excelente historia. Sólo faltaba meterse en la cabeza de un buen escritor, cosa nada fácil, pues creía que por azar ningún creador lo encontraría; era él quien debía buscar a su autor.
Sería feliz siendo un buen cuento, aunque a veces se imaginaba como un cuento largo, una novela corta o creciendo como un gran libro, todo dependería del narrador que el destino pusiera en su camino.
Pero el azar tiene sus arcanos y al igual que en los humanos, el cuento experimentó en letra propia que no todo lo deseado es lo querido y no todo lo querido es lo deseado. Se topó con un autor de pocas palabras, quien escribió acerca del cuento que, por fin, encontraba la imaginación de un escritor para verse en letras de molde; su historia, tan breve como un suspiro, es este cuento.
LA LOCURA
Por Carlos Delgado
Me ha visitado la locura
su cántiga traviesa
se hace cómplice de mis noches
tumefactas.
Quiere volverme creador
sus ojos alucinados escudriñan
mis ámbitos.
Saltimbanqui del delirio
despliega su numen
el voluble parloteo por el deseo
inasible.
De pronto su cordura un guiño
de los sueños
no me reprocha mi quietud
mas discurre incitante
como provocación
de la alegría.
A veces me dejo seducir
y creo mundos.
ARTE FILOSÓFICA
Por Andrés Upegui
(Homenaje al Arte Poética de Vicente Huidobro)
No solo es real aquella rosa
que veo allí en el jardín.
También es real esta otra
que veo aquí en el poema.
Es tan real, o más, que la otra
que reluce en el jardín.
El poeta crea otra rosa,
como Dios aquella del jardín.
Pero a veces la rosa del poema
brilla más que esta del jardín.
Todo depende de la luz,
decía Platón.
EL PARQUE
Por Raúl González
Entre algarabía y jolgorio
en la banca del parque
absorto el viejo
se explaya en sueños
a mundos olvidados
por instantes es Ícaro
que rompe el tiempo
atardece
y sigue aún allí
anclado en su viaje
gritos y risas
lo regresan a su raíz
a su lado una joven
va con el viento
a paraísos perdidos
atraída el azul celeste
y escapa
del devenir
ASPIRACIÓN
Por Alonso Mejía
Eterno es el sueño
de una lengua por momentos
silenciosa y otros licenciosa,
una lengua saltarina
que baile entre dientes y se obstine
en su ser ofídico, bífido, letal
y creador, estorboso
y hasta escorbútico dirán,
lo que si perturba mis oídos
no lo hace por la eternidad
de mi sueño de lengua serpentina.
HAIKUS PARA TRES VOCES
(Selección)
Por Luis Orlando Valencia
Besos y besos
suspiros en la noche
la vida llama
Afuera el lago
la ventana tiembla
uno más uno tres
Fuego de luces
abrazamos la noche
la tarde cae
DESPUÉS DE LA META
Por Fabio Zuluaga
Se golpea la cabeza contra el pavimento. La bicicleta sigue girando y girando…
Él continúa descendiendo raudo por la pronunciada pendiente. Su cuerpo es una curva perfecta sobre la bicicleta. Ninguno como él para el descenso. En esa sola etapa puede ganar la vuelta. Corta una curva y otra magistralmente. A pesar de la lluvia baja a casi noventa. Atrás viene el pelotón con el líder a más de cinco minutos. Ahora viene el llano. Se para sobre los pedales. Se impulsa. Saca más fuerzas y más ventaja. Por momentos se hace inalcanzable. Suda y transpira bajo la canícula francesa. Se hidrata. Vuelve y se para sobre los pedales. Se balancea a un lado y al otro. Llega la loma. Le informan que aumentó la ventaja. Que ya es el nuevo líder. Que faltan solo dos kilómetros para la meta. ¡Allez! ¡Allez!... grita la gente. Se le acercan. Lo palmotean. Casi lo tumban. Le agitan banderas con la de su patria. Se para sobre los pedales. Pasa bajo la pancarta del último kilómetro. Cada vez se le hace más lejos la meta. Se sienta. Se impulsa. Se balancea con más fuerza. Cruza victorioso. Mira hacia atrás: no ve a nadie. Mira hacia adelante: está solo absolutamente solo en la nada en que se hunde.
NADA MUERE DEFINITIVAMENTE
Por María Helena Giraldo González
Extiendo los brazos como un roble, como un ave libre que vuela al infinito.
Me intuyes loca, es cierto. Sigo contemplando el ir y el venir del tiempo, en mí yacen las otras mujeres que soy, creíste que sólo era madre partera y santa.
Soy la mujer que encuentras en los caminos, la de los sinsentidos, la de las esperas que no terminan, pero también la que toma el morral, gasta las pisadas y las recupera. La que va más allá de las cuatro paredes de la casa, confisca los recuerdos atroces, los ventila a plena luz del día.
Nada muere definitivamente, solo los muertos de carne y huesos, pero aun ellos quedan vagando por las palabras, por el dolor o por la culpa, por un recuerdo que acompaña como una sombra amada que todos los días se levanta a la misma hora, y viene con uno.
Bajo despacio, contando los escalones uno a uno, de uno en uno se deslizan los guayabos que asolé de niña, los columpios también vienen y un beso a escondidas.
Vana huelga te he hecho sombra hermana de la muerte, solo eres mi carcajada y la pregunta inconclusa a la que no le doy respuesta porque sería morir antes de tiempo.
He jugado a no verte qué delirio, al huirte qué atrevido corazón extraviado.
Cómo no reconocerte si estás hecha con esta piel de gusano con que visto.