LUKE nº 177 marzo-abril 2017

Claudia Capel

Queremos tanto a Julio

el universo de cortazar

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Fotos: Carla Maestro

El 21 de marzo, día mundial de la poesía, inauguramos en Sevilla la exposición El universo de Julio Cortázar. Cronopios en Sevilla, una muestra homenaje al 50° aniversario del libro La vuelta al día en ochenta mundos. El contenido de la exposición es del Museo del Escritor de Madrid y estará en la Sala Murillo de la Fundación Cajasol hasta el 23 de abril, mejor dicho, desde el día de la poesía hasta el día del libro.

El universo de Julio Cortázar muestra más de 300 piezas originales, las primeras ediciones de todos sus libros, la pluma, la pipa, las gafas, el álbum de familia con fotos de la infancia, correspondencia, manuscritos, fotografías, obras en colaboración con otros artistas y diferentes objetos que componen la vida literaria y personal del autor.

Ofrecer una exposición literaria es fomentar la lectura, acercar el autor a los lectores y atraer a los seres digitales al mundo del papel, no por el papel sino por lo que significa el papel. El libro como obra de arte. Ese objeto cuadrado con un título y un nombre que contiene la voz y la magia, los sueños y las vidas, el asombro y el espejo.

Para acercarnos a todo posible lector, a los niños, a los que ya no leen tanto y a los que leen mucho, elegimos a los Cronopios, esos seres poéticos creados por Julio ante la aparición en un escenario de su admirado Louis Amstrong al que llamó “enormísimo cronopio”. Como son seres imaginarios, uno puede imaginarlos como quiere a partir de la emoción. Son tiernos, desordenados, sensibles, no se parecen a nadie y, sin embargo, se parecen a uno, porque uno se siente cronopio alguna vez o casi todos los días, cuando no hay nadie o cuando uno sobra entre la gente.

Son fáciles de sentir pero poco se sabe de los cronopios. Son dibujos al margen, poemas sin rima, seres húmedos y verdes, redondos como los globos. Con estas pocas pistas los corporizamos. El ilustrador malagueño Ángel Idígoras los dibujó con ternura y talento, yo trabajé con un equipo de artistas para vestirlos de carne y hueso y pasearlos por Sevilla regalando cronopios de papel.

Nos acompañaron en la inauguración de la muestra y suelta de cronopios, Dolly Onetti, viuda del mágico Juan Carlos, y Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes. Dolly, divina a los 92, sabia, joven, violinista maravillosa, nos acercó al corazón de Julio y de Onetti, a las luces y penumbras de autor. Bonet, brillantísimo, fue capaz de contarnos tanto y tan bien a Cortázar en pocos minutos como un relámpago poético.

Claudio Pérez Míguez y Raúl Manrique, comisarios de la exposición, y yo estamos felizmente agradecidos y los esperamos en Sevilla, queridos