LUKE: nº 49 - Abril 2004
"Interrogantes y certezas"
txema garcía crespo

Los interrogantes se suceden y multiplican mientras las certezas se esfuman. La perplejidad se ha instalado en las miradas de los ciudadanos, salvo en las de los analistas más conspicuos, esos que escriben los artículos con plantilla, los que atisban con agudeza los peligros del nacionalismo, el fundamentalismo religioso o la inmigración, pero a los que nunca se les ha leído una línea sobre las numerosas fábricas de armas instaladas, por ejemplo, en el País Vasco y financiadas con dinero público; los mismos que jamás han escrito sobre las torturas en las comisarías españolas y vascas; aquellos mismos que, a pesar de su agudeza para describir las virtudes de la laicidad, no fueron capaces de avisar a sus conciudadanos de que su gobierno nacional-católico-catódico les había metido en una guerra de verdad (no virtual, y ya lo siento por los amigos de la play-station).

¿Cómo no va a estar perplejo el ciudadano gobernado por José María Aznar durante ocho años de triunfal-imperialismo de bolsillo cuando ve la fragilidad de su vida cotidiana, esa que el pretendido caudillo se había comprometido a asegurar?. “¿Por qué yo?”, dice el otro desde el Más Allá, que nunca había viajado en tren hasta el pasado 11 de marzo. “¿Será mi vecino terrorista?”, se pregunta un joven estudiante sueco de paso por la capital de España. “¡Hay que expulsar a todos los moros!” brama un pedagogo que conserva en sus rasgos físicos la fecunda presencia árabe en España durante ocho siglos.

Nadie sabe dónde se encuentra, cuál puede ser la siguiente, por dónde puede venir la próxima. Como la última aportación al pánico del 11-M, la reciente inmolación de seis personas (presuntos autores de la matanza de ese 11-M) con una bomba en el momento en que iban a ser detenidas por la Policía.

A pesar de todo, quedan algunas certezas no siempre atendidas por nuestros conspicuos filósofos de papel:

- España (estado en el que –no queda más remedio- vivimos) está en guerra desde que su gobierno decidió invadir Irak. Es decir, desde hace un año; no desde el 11 de marzo, sino desde que Aznar apoyó la propuesta de Bush de invadir Irak. La respuesta a aquella agresión ha llegado un poco tarde, pero ha llegado. La guerra es la guerra y aunque el siempre interesante Eduardo Mendoza diferencie entre terrorismo y guerra (“El País” del pasado lunes 5 de marzo) habría que recordarle que el bombardeo nazi-franquista de Gernika en la Guerra Civil Española o el bombardeo aliado de Dresde en la Segunda guerra Mundial, no eran otra cosa que terrorismo puro y duro.

- Hay gentes que, aprovechando que el Eufrates es un río como el Tigris, han considerado esa invasión de Irak como un excelente motivo para zumbar la badana a los occidentales beligerantes.

- El objetivo más accesible: España, que además es un referente en el imaginario musulmán (Al Andalus) desde la conquista por los Reyes Católicos de la ciudad de Granada.

Futuro previsible: que se lo pregunten a Fernando Savater, Jaime Mayor Oreja o Nicolás Redondo Terreros (también conocidos como el Trío del Kursaal, herederos del famoso Trío “Lalalá”, que tan gratos triunfos dio a España en Eurovisión), que son algunos de los mejores analistas de lo que ocurre en nuestro País Vasco. (Afortunadamente, ya en serio, los tres parece que se retiran: sólo se resiste Fernandito, el hijo del notario, que llama virtud a su contumacia).

Coda panfletaria final:

De momento, cada vez son más los que sospechan que la apuesta Capital-Estado-Seguridad tan de moda no ofrece muchas expectativas de futuro para el pueblo en general, la chusma, la plebe o como quiera llamársele. Porque ya se sabe quiénes se convierten en carne de cañón en los tiempos de crisis.