Invitada: Cecilia Taborda Echavarría
Cecilia Taborda Echavarría (Colombia, 1956).
Nació en Santa Rosa de Osos. Participa en varias tertulias y talleres literarios en Medellín. En el campo literario es autodidacta, escribe cuentos y poemas desde su adolescencia. Ha publicado sus textos en libros y revistas de su país. En la actualidad trabaja como Gestora Cultural en el Municipio de Envigado.
Para Cecilia la poesía es una fiesta de armonía a la existencia: “es dejar que la vida corra entre palabras enmarcadas por la verdad, a veces tristes pero siempre bellas. La poesía llena generosamente ese vacío que nos deja la existencia, una espera de ser más plenos, más humanos, estar cerca del otro, contándole su historia. Esa de viajero del siglo XXI, que afortunadamente permite ser todavía poeta. Para escribir poesía, hay que vaciar el espíritu en un trozo de papel”.
Hace poco publicó su libro Olvidado viento de mar, de donde hacemos la siguiente selección:
EL PÁJARO ESPINO
Derramo la mirada por tu espalda
triangular te acerco este rostro nuevo
en tu amanecer seductor
Esas manos tuyas palomas abiertas
excitan la miel el rosario ardiente de los labios
Es tu sonrisa un río
inquietante que quiere diluirse
en mi boca
Vertiente rebelde
habla romperías la piel que ayer
dormía en esta pieza húmeda
quédate así recostado
muéstrame tus piernas
de caminante que van detrás
del viento mío desnuda
tus caderas
tus pantorrillas férreas
¡Deja caer el traje del comienzo!
VIENTO
Viento brujo despeinas
la hierba donde me tenderé
toca una sinfonía de placer y fuego
empujas esta piel escarlata
agrandada en tu pecho
como una luna
Guerrero vencido como un mar hambriento
en tu tibia playa que aleja su huella
Viento brujo oigo versos en el borde
de tu canto lecho del primer beso
Eres alimento de esta noche
lucero desnudo
huesos de árbol viento raudo
comido a bocados
placer de cigarras pegadas a tus alas
SOLA LA FOTOGRAFÍA
La casa sigue vacía
Enmudecido el aire
escapó bajo la puerta
empujó el día a la noche
No hay nada, ni nadie
El silencio
es el maestro de los muros
Todos miran la entrada
parece que aún viviera
No se desmorona
todavía
No hay nada, nadie
Orgullosa espera
a que todos se hayan
convencido
de que sigue sentada en el jardín
Las ventanas ya no vigilan
Paradas esperan
que corra la noticia
de que viven solas
huérfanas
oliendo a tiempo viejo
Hubo un tiempo que olía a afán
¿Volverá esa casa?
Se ha ido, tenía frío
La pintaremos
No te das cuenta de que está muerta
Muerta desde ese día en que no se la llevaron.