foto: ©ardiluzu
Ya no me cuestiono qué significa la poesía en mi vida.
Todos los temas me convocan, y de ninguno quiero huir.
Nombro diferentes caminos, porque tienen un nombre, desde tiempos inmemoriales, con la salvedad de que a veces los mismos caminos se contaminan de lo no deseado.
Mis versos son libres y cabalgan en un ritmo de amor y misterio, donde el interior de mi ser, danza junto a todo lo que existe, hasta ser una unidad.
Hay versos entre líneas que el ojo no ve, pero percibe la esencia de lo que no digo.
A menudo lloro de tristeza, de alegría, o de saber que el asombro todavía existe .Trato siempre de escribir con el corazón. Después, llega la razón, y aunque mis contiendas con ella, me llevan a veces hasta las lágrimas; en algunas ocasiones me gana.
Cada día cuando miro al Cielo, sé que puede nacer mi verso más puro.
El universo, es esencial para mí. Es mi fuente de agua fresca.
EN EL BLANCO
Hace unos días
pintaba mi patio
no de ese rojo
que todo lo advierte,
sino de ese otro
que todo lo dice…
Quedarían ocultas
imperfecciones acumuladas
por el natural desgaste
del ir y venir
inconsciente.
¡Cuántas cosas pintadas!
Entonces, recordé su muerte.
La sangre derramada
que salpicara su cuerpo
fielmente tallado
y
que fuera el blanco
de imperceptibles disparos
que locamente danzaron
ante un juramento
de amor y muerte.
No esperaron demasiados veranos.
En la lucha desenfrenada
de obtener el preciado cáliz
sobre una sábana blanca
dejaron su luz para siempre.
Ahora, sigo pintando
trivialidades
de colores diferentes.
Recuerdo; haber leído otros versos.
“…quien habla solo espera hablar a Dios un día”
(Antonio Machado)
EN VOZ ALTA
Caminar, descubrirte
no fue poco.
Los relojes soplaron
ráfagas de viento
para continuar lo que hicieron.
Sigo aprendiendo lo que enseñas
desde aquella primera letra:
El dolor arranca hasta lo más sutil de las palabras;
Hambre, injusticia, desamor y guerras.
Permíteme hablar en voz alta.
Mientras persigo el sueño
que me devuelva el asombro.
No para justificarte; para que se cumpla el deseo.
Me cierras los ojos, cuando quieres que vea.
Allí, el alma -sabiamente- se rinde.
Vi tu luz: lo que importa.
Hablarte es necesario, no
que respondas.
GREEN
Veo caer la lluvia intensa
sobre mis flores en el jardín.
Reverdece en pocos instantes
el césped. Las copas de los árboles
extienden sus ramas
sedientas,
para que el agua lentamente
penetre en la corteza endurecida
por los años.
Trato de imitarlos,
para que los brazos
salpicados por el líquido
sagrado
sientan la felicidad
incipiente del bautismo
que abraza mi piel húmeda.
Ahora la calle luce
como un gran espejo
de gigantes charcos
inquietos,
porque ya no navegan
barcos de papel.
HOJAS SUELTAS
Vimos troncos semidestruídos
en fogatas imaginarias.
Los árboles crecen
demasiado pronto.
En veredas diferentes:
Cada copa derrama sombras
y raíces se tiñen de asfalto.
En algún sitio convergen
cenizas arrasadas por la lluvia;
Sin olvido.