XII - El taller amarillo
Los colores del jardín poético son de Van Gogh.
Él imaginaba a su madre paseando por un jardín: “Yo sé que quizá esto no tenga mucho parecido, pero, para mí, es lo que le da carácter poético y estilo al jardín tal como lo siento”, le cuenta a su hermana Wilhermine en una carta. En otra a su hermano Theo, describe sus telas: “una fila de cipreses verdes contra un cielo rosa, con un cuarto creciente limón pálido. En primer plano, un terreno yermo, arena y algunos cardos. Dos enamorados, el hombre, azul pálido y sombrero amarillo, la mujer con un corpiño rosa y una falda negra. Esta, hace la cuarta tela del Jardín del poeta”.
Cada color de Van Gogh es una emoción del jardín, lo que percibe de las flores, los movimientos del sol, la voz de las estrellas. Los abetos verde azul, el amarillo de la mantequilla fresca, los troncos de álamos lilas, las tumbas romanas de un lila azul, los terrenos después de la lluvia, violetas y centelleantes de amarillo, son visiones poéticas que Vincent baja a la tela en blanco.
Le gustaban los nomeolvides, flor azul de la myosotis que significa oreja de ratón. Y los lirios, los girasoles, los crisantemos, las rosas. Cuando nació su sobrino pintó Almendro en flor porque en las flores veía a su familia, el jardín de la infancia, las purezas.
El hallazgo de cada amarillo, cada azul, cada carmín es “el jardín tal como yo lo siento”, es la poesía de los colores.
En las cartas de Van Gogh hay poemas invisibles, están llenas de alma e inspiración, de musas y talleres. La lectura de su correspondencia es esencial porque nadie cuenta como Vincent lo transparente. Los detalles que solo él ve mientras padece y festeja pequeños instantes, los sueños que pinta, la técnica de los recuerdos: “Voy a coger la costumbre de trabajar de memoria”.
No estaba seguro de la realidad de sus recuerdos pero sí de lo que sentía por ellos. La noche estrellada es su sentimiento de la noche estrellada, como el tuyo o el que yo tengo de mi noche estrellada. Como el Jardín detrás de una casa que se siente desde su pintura como cada uno recuerda el suyo.
Pinta el retrato de su madre porque tiene de ella una foto sin colores: “Estoy trabajando en un retrato de Madre pero me molesta tanto la fotografía en blanco y negro…” y pinta el retrato como la recuerda o imagina: “ella está en gris, contra un fondo verde, con el vestido carmín. No sé si ella es así pero de todos modos deseo dar la impresión de un color rubio”.
Escribió esta frase: “la elección del color me sugiere la personalidad de la madre”. Lo que pasa entre la poesía y las palabras.