Maria Botchkareva es una figura trágica: servidumbre rural, dos matrimonios de maltrato y alcohol, ingreso en un gulag (siguiendo a su marido), abusos y violaciones… hasta que se incorpora a filas con un permiso especial del Zar durante la I Guerra Mundial. Allí gana muchas medallas por su heroísmo y sobre todo por rescatar heridos del ‘no man’s land’. Es muy popular. La llaman Yashka. Al estallar la Revolución se entrevista con Kerenski y forma los batallones de la muerte. Con los bolcheviques se enfrenta abiertamente porque quieren firmar la paz. Ella es condenada y empieza un calvario. Acaba siendo espía de Kornilov, general en jefe de los blancos, y acaba en el exilio… momentáneamente.
El desvelo publica las memorias de ‘Yashka’, la ‘Juana de Arco rusa’, quien fue la primera mujer en incorporarse a filas durante la I Guerra Mundial, con un permiso especial del Zar y crear, con otro permiso de Kerenski, tras el derrocamiento de la monarquía, el primer batallón femenino de la muerte. Su vida es un documento de la vida social de Rusia a caballo entre dos siglos, de las penurias de la mujer en aquel contexto, una historia militar con anécdotas y detalles de figuras relevantes, y un caso excepcional de irrupción de la mujer en áreas, como el ejército, en donde su presencia estaba vedada.
María Leóntievna Botchkareva (apellido de soltera Frolkova, 1889-16 de mayo de 1920) mejor conocida por el apodo de Yashka, fue una mujer rusa que combatió en la Primera Guerra Mundial y que formó un batallón integrado exclusivamente por mujeres conocido como el Batallón de Mujeres de la Muerte.
Al socaire de la I Guerra Mundial, Maria Botchkareva decide incorporarse a filas y crear batallones de mujeres que se incorporen al frente con el objetivo de contribuir a la expulsión de los alemanes y dar un ejemplo a los hombres. El estallido de la Revolución disloca la maquinaria de guerra y el ascenso de los bolcheviques la lleva al dilema de incorporarse a la guerra civil en marcha o exiliarse. Se la conocía como la Juan de Arco rusa.