Todo el cielo lleno
de pájaros que cantan
antes de la lluvia.
Dejar, poco a poco,
que el corazón se llene
de flores rojas y fluya.
Recuerdo que miré el paisaje
con la luz que nos da el viento
cuando no nos ciega los ojos
y entonces lo vi todo claro:
tenemos al menos dos vidas
o incluso siete como los gatos.