"Hay en mis ojos lágrimas.
Es peligroso que te quedes".
Irving Layton
Manifiesto de las tapaderas
Subí al tranvía de lo escrito anteriormente para pulular por la periferia de otros sucesos, y me tope con un poema manifiesto del golpe de las tapaderas. En todas las escaleras-toboganes, salieron a mi encuentro rostros de juanes que aborrecen la luz de las estrellas que lucen en el cielo de los papeles de regalo. Sorprendido, me abrace a esos escarabajos del cemento que vociferan que hay labradores de chinches que laboran en campos donde el sol es de lata y el amor come en embudo de los moratones la escala de arañazos que provoca el silencio. Al fondo de esta tierra de hasta once pisos, se introduce la azada de los ascensores, para sembrar, hoyo a hoyo, zanahorias. Alimento para los ciegos que aún creen que la tierra es una borla de la bufanda de dios y tosen contentos, pensando que el mundo tiene protegida su garganta.
Pasquín
Vamos a prender de nuestras telas dos renglones con alas de paloma y gritar, boca arriba, lo que en otro tiempo nos callamos. Vamos a vocear, asidos a la vida por el hilo que nos pende, sosteniendo en la cuerda floja, como equilibristas sobre el alambre, ese deseo que derriba al tiempo sus agujas. Tenemos prisa, la vela se consume. La memoria retiene sólo el abrazo en que tomamos aliento y salimos juntos a la calle, sin ingenuidad ni a pecho descubierto. Poetas, nada de héroes románticos. Escribir versos audaces como puntos que clavar en la voz de las estrellas que aún alumbran el lamento de esta noche.
Por si preguntan
Me eligieron por casualidad. Increíblemente estimaron que yo no era diferente, y ofrecía posibilidades, y podía hacer, y construir, y... Menospreciaron mis objeciones y propusieron: ¿Qué? ¡Decisión! Tu viaje… Y yo, sí, yo, con aparente calma, increíblemente, pensé que los demás tampoco eran diferentes, y que tenían sus por-supuestos, y que podían escribir versos, y... Olvide el artificio de sus imperiosos criterios y me aventuré: ¿Qué? ¡Decisión! Sí, mi viaje. Y yo, sí, yo, con los ojos cerrados, sin meditar demasiado, me dije: veremos...Y es que hay veces que por casualidad ocurren los milagros.
Tiempo de comedias
Avienta el viento rizos de papel, que sujetan las axilas de los puentes. Agosta el tiempo de los viejos. Es la siega de la arruga que borra de las caras risas maquilladas en el tocador del payaso. En escena: la alegría y el crujir de la madera, el rum rum y el tic tac de las tablas. Está escrito en el libreto, sobre hojas de guadaña que mellan llanto al sonar
su voz en piedras. No a la venida de edades descolgadas del inhóspito Marte en un descuido de astronautas. Aquí labramos lo que somos. Ombligos sujetando al sol por un cordel, como si fuera un globo. Nada de los otros mundos. Vuelo en el barro de terrestres huellas de paloma. No estamos solos; subidos a los sputnik, ofrecemos lentes que divisan invisibles satélites con paladas de palabras que protejan el centro de la tierra. En el vértice de las plazas, escenarios llenos de estrenos teatrales; porque superados los dramas, entramos en un tiempo de comedias.
A pesar de todos los estrenos
Embotellé el vapor que expulsan las chimeneas de las fábricas para curar mis hipos románticos, pero a pesar de todos los estrenos de Romeo y Julieta, los suicidios se propagan. Sostienen que es nefasto lucir ojos de pajarillo si se vive en una jaula. Afirmo que es inútil poseer nubes de algodón cuando uno existe como estatua. Pííííí!!! Suenan las sirenas de las dos en punto. Salen empujándose hacia los trenes los hombres que miran como los pájaros.
Abro una puerta
Abro otra puerta porque creo que tanto tiempo de tartamudeo entre la duda y el puede me sigue recargando de mensajes, y al decir que contuve le sobran todavía muchos adornos. Abro otra puerta porque a la vida le ha dado por renovarme los papeles y porque a pesar de todo lo que pudiera deciros, escribir tanto silencio, me ahorra en saliva lo que luego debo consumir en lágrimas.