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LUKE nº 170 marzo 2016

Emilio Acosta

Poemas

emilio acosta

Nunca seré bandoneón:

Cierra los ojos conmigo
…"y a lo lejos la voz de un bandoneón"…

Tengo los ojos cerrados
Bailas conmigo
La multitud se levanta
Gritando una canción
Brillan las luces
El humo envuelve todo
Nada veo mas allá de este cielo
Bailas conmigo
Grita la roldana
Baja el balde
Trae el agua fresca del pozo
Desde el brocal miro
Sin abrir los párpados
Allá estás agitada
De amor furibundo
Alta la música
Trepamos las estrellas
Bailas conmigo
La esquina da a un farol
Me tiembla el pecho
Tendré que morir
Para saberlo cierto:
Bailas conmigo
Hay una fiesta
Disfraces, saludos y alegría
Chocan los huesos
De sonidos sin eco
Siente, siente el compás
Ya vienen a buscarnos
Baila conmigo.
Caminos del jardín.
Pequeños ladrillos
que repiten los pasos
al final esos árboles
aparentan lejanos
mientras cantan
lo que pido
como lo que soy:
un alarido quieto.
Canta conmigo.

Fundación

Voy a fundar este país
Mañana a la mañana

He conseguido un río
Un trozo de montaña
Voy a dormir ahora
Lo fundaré mañana
Voy a fundar este país
Invitaré a la gente
Que sabe sonreír
Tendrán que estar presentes
Los vientos y los pájaros
No quedarán afuera
las pestes y los sabios
No se funda un país
Escondiendo el pasado
Esperaré tranquilo
Que llegues sin sospechas
Que te acerques cantando
No se funda un país
Si no se tiene un canto
Una canción ritual
Que nos una de a poco
Que nos una bien fuerte
Que no puedan soltarnos
Voy a fundar este país
Como si fuera el sueño
Que alguna vez …

Antigüedad

Tengo un dulce, cálido sabor,
a licor de naranjas en la siesta.
Estoy leyendo una carta
de las de antes, papel, suave tinta celeste,
olor en el sobre, letra pequeña.
Mi madre escribió esto, no se a quien,
es la segunda hoja:
" y grandes mirasoles esperaban que llegases,
para ocultar, con su sombra,
nuestros cuerpos..."
No hay título, destino, nada que acerque
la confesión a un domicilio,
una sencilla forma del pecado,
escondidas caricias.
Esa caligrafía ya no se encuentra.
Todo ayer es delicia,
naranjas tibias en la siesta, misteriosa confesión,
perfumada dulzura, perdida.

Sin hurto

Adquirí la costumbre de mi padre. Regalo,
como él, cosas de la casa. Al día siguiente
faltan utensilios, algunos muebles, ropa. El
dinero no, la plata es otra cosa. Se oferta,
simplemente, casi en silencio.
Me recriminan esta actitud mis hermanos,
algunos familiares, los hijos.
No hace falta tanta generosidad.
Es una tontería lo que haces.
No puedo explicar la felicidad por viajar
ligero, ver la sonrisa en distintos rostros.
Por instantes soy objeto. Voy en los otros.
Un destino inesperado.
Engañamos un momento a la suerte,
me respondo. Callo. Sonrío. Las muescas
al olvido no las cobran, pienso. No lo digo.
Mi padre era callado. Fue su costumbre.

Al viento las palabras

Cuando me beses no te olvides
dímelo.
Cuando me abraces no te olvides,
repítelo en mi oído.
Cuando mires un paisaje que te guste
y me ubiques en él con un recuerdo,
una imagen, una palabra,
recuérdalo en voz alta,
grítalo
elige una canción y guárdala.
Es cierto,
las palabras se las lleva el viento.
Vivo esperándolo.
Soy de los que hablan con el viento cada día
y cada día pregunta tu nombre
a la brisa liviana
y las tormentas.

Caramelos de barro

A la muchacha que espera el colectivo
le aguarda un largo viaje hasta la villa
marcha con el bolsito y una vianda
donde trabaja le dieron la comida

Sostiene su ilusión para otro día
la cabeza volada de alegrías
hay una fiesta el sábado que viene
en el trabajo le prestan el vestido

El pelo tiene colores desteñidos
nunca quiere mirarse contra el vidrio
Se ríe de su vida es una vida
Pintada con fotos de revistas

Soñarás princesita soñarás
enganchada en la tele los domingos

llorarás muñequita llorarás
cada lunes subiendo al colectivo

vivirás señorita vivirás
esperando que llegue el sacrificio

comerás muchachita comerás
caramelos de barro en el camino.