Así que "lo novedoso" que el autor debe perseguir para no caer en el estereotipo y los lugares comunes, proviene más de otros parámetros de la composición, no tanto de ese epicentro de la creación que sería el tema como de elementos tangenciales ...
¿Qué les preocupa a los nuevos cineastas? ¿Qué proponen los realizadores en sus primeras películas?
Transcribo, a continuación, un pedazo de la entrevista que el diario del Festival de cine de San Sebastian hizo a Desirée de Fez, miembro del Jurado de la sección Kutxa-Nuevos Directores de esta última edición:
Ese cambio de paradigma que se está dando hoy en el sector cinematográfico ¿resulta más apreciable en la obra de los nuevos realizadores?
En las óperas primas, por lo general, se suelen apreciar dos tendencias. Algunos directores apuestan por la repetición de modelos de representación ya existentes, supongo que con la intención de acceder a otro tipo de producciones de mayor rango. Otros cineastas, sin embargo, atendiendo a lo difíciles que están las cosas y a que a lo mejor no tienen la oportunidad de volver a rodar, arriesgan mucho y buscan fórmulas originales que, además, construyen utilizando sus propias herramientas. Eso es algo, en principio, muy atractivo.
Intuyo entonces que ese tipo de propuestas son las que más le interesan.
Sí, pero no solo en la obra de los nuevos realizadores sino en cualquier película. Prefiero mil veces una obra imperfecta o fallida pero donde se perciba la intención de hacer algo novedoso o distinto, a una película formalmente irreprochable que me remita a un patrón narrativo recurrente.
Interesante esta última reflexión, que alude inequívocamente a "LA IDEA" con mayúsculas, entendiendo esta en términos de originalidad. El quid de la cuestión a la hora de afrontar el proceso de creación y de disfrutar también cualquier manifestación artística. Esa IDEA, que no tiene necesariamente que estar relacionada con el tema. Ya dijo Juan Rulfo que solo hay tres temas en la literatura: la vida, el amor y la muerte. No hay temas nuevos, nada nuevo bajo el sol. Así que, en cuanto a temática se refiere, la cosa va por el terreno de las matemáticas y las combinaciones, permutaciones y variaciones de estos tres elementos dentro un mundo cambiante, básicamente por efecto de las nuevas tecnologías que modifican nuestro modo de acceder a la información, la manera de relacionarnos e interactuar, los hábitos y costumbres, desplazando de su eje de coordenadas el modus vivendi, y generando ese enfoque distinto o desenfoque que permite contar las cosas de siempre de otra manera.
Así que "lo novedoso" que el autor debe perseguir para no caer en el estereotipo y los lugares comunes, proviene más de otros parámetros de la composición, no tanto de ese epicentro de la creación que sería el tema como de elementos tangenciales. El tono, la atmósfera, el perfil de los personajes, el andamio narrativo, etc., serían algunos de esos elementos "colindantes" que ayudarían a crear esa mirada desde otro sitio, la mirada desde un lado de la tapia que citaba Francisco Umbral.
Toda selección supone discrecionalidad y subjetividad por lo que las películas del festival no necesariamente tienen que ser representativas de lo que hacen los cineastas noveles en el mundo. Más bien recoge el interés de los programadores y su "olfato" para elegir buenas historias, historias originales. Partiendo de esta salvedad, es destacable el hecho de que prácticamente en la totalidad de las catorce películas presentadas a concurso en la Sección Kutxa-Nuevos Directores, haya presencia de adolescentes y que en cuatro de ellas éstos sean protagonistas.
En cuanto a las propuestas, nos encontramos, en modo hiperbreve: Un solitario estudiante universitario que localiza a su actriz porno favorita y se convierte en su anónimo perseguidor; Una adolescente aficionada a las drogas y el alcohol, que se enamora de la chica nueva de clase; Un joven que vive en la periferia de una gran ciudad y coquetea con algunos raterillos e inadaptados de su entorno, con fatales consecuencias; Una madre joven que vuelve al pueblo donde nació, huyendo del trauma de un violento crimen; Un chaval que llega a su nuevo colegio y en seguida hace piña con los frikis de la clase; Una chica sin recursos que trabaja de empleada doméstica en casa de una familia burguesa y se queda embarazada de un joven que no se hace cargo de su paternidad; Una pareja sin recursos que no encuentra un lugar donde poder mantener relaciones; Dos adolescentes compañeros de clase que comienzan a conocerse: ella vive con otros huérfanos en un piso social y arrastra a su amigo "bien" hacia su mundillo de pura supervivencia; Una mujer en su lucha por sobrevivir en los márgenes de la sociedad; Una pareja lastrada en su relación por un accidente de montaña que le convierte a él en un tipo tarado y lejano; …
Todo ello nos sitúa ante un panorama de juventud y marginalidad, de jóvenes en los suburbios, de vidas sin expectativas, difíciles, en un mundo gris, que no da oportunidades, descorazonador, donde cada uno se busca la vida como puede. La falta de oportunidades, el pesimismo, el bullying, las dificultades para abrirse paso, para encontrar el propio camino, la violencia, la naturalidad ¿trivialidad? de su acercamiento al sexo, las drogas… Novelas de aprendizaje. En su mayoría novelas de formación que, en su debe, diría que tratan la marginalidad de una forma cotidiana y no la cotidianidad de una forma marginal. Realizadores púberes.
Y entre todas, se premió a Le noveau. Una película que nos muestra a propósito todos los lugares comunes y estereotipos habidos y por haber dentro de una película de instituto y adolescentes, no es que caiga en ellos: el nuevo, la guapa que desea el nuevo, el empollón feo, el friki, la minusválida, el grupo de malotes… El comedor escolar como espacio donde se dirime el estatus, perfectamente compartimentado –mesa de los populares y mesas de los que no son nadie, etc-, la fiesta –guateque contemporáneo- que organizan los guays para los guays, los vaciles de los divinos a los diferentes. Y en este punto digo los diferentes y no los pringaos porque ahí es donde la película muestra su mirada desde el otro lado de la tapia. El grupo de supuestos marginados no reniega de su condición, es lo que es, una banda que no se bloquea ni ofusca con la hilaridad que su torpeza o frikismo puedan generar. Es un grupo que afirma y reafirma su identidad sin complejos, que planta cara a los abusones desde cierta contundencia sutil, a su manera, sin ese enfoque extremo del machacado que se libera del yugo del machacador. No se produce lo que en sicología se denomina "superación por supercompensación", el más pringao del mundo mundial no se sobrepone a la adversidad para terminar siendo el tipo más fantástico y popular del instituto. Ellos son así, y se divierten, juegan y no renuncian a ser la alegría de la fiesta, incluso a vacilar a los vacilones, sin mayores revanchismos, con naturalidad. La película transmite esa falta de victimismo, esa identidad propia con carácter y presencia a través del humor. Por cierto, excelente trabajo actoral de los chavales –mención especial al papel de Joshua (Joshua Raccah)- y una escena que no tiene precio en la que el empollón-feo-rarito se las ve y se las desea en las duchas del vestuario para hacerle entender a la minusválida que ella no encaja en el grupo, que no puede unirse a él –ella es peor que ellos, no tiene su nivel-, al tiempo que la cámara se desplaza y nos revela la incipiente erección que le provoca el pecho semidescubierto de ella.
No es el súmmum de la originalidad pero se aprecia el "toque" y, sobre todo, explora con acierto ese mundo tan trillado en la cinematografía con humor y frescura, dos valores al alza en estos tiempos que vivimos