Francisco Taboada: (Bilbao, 1957) Escritor y pedagogo. Sus últimos libros publicados son el poemario Frontera de carne (Arte Activo, 2015) y la novela El pozo séptico (Ediciones Oblicuas, 2015).
Hablamos esquizofrenés
a la caída de la tarde
con Lewis y con Carroll
y el innombrable Samuel.
Los deseos de la jornada
como conejos copulantes
en un ramillete de cabezas
de flores decapitadas
espejos disolutos
mandarinas de la suerte.
Singulares.
Nadie nos va a especular mañana
nadie vino hoy a incluirnos
ni a dejarnos de lado.
Tampoco el perro
que perdió su pelota
en un agujero negro.
Hemos sido libres un solo instante
cuando yacíamos amordazados
despiertos y vibrantes
golpeados por el látigo
cuestionados
por la lógica impecable.
Quedan pendientes
las preguntas agotadas
el sentido difuso
mientras la materia responde
responde
pero no resuelve nada.
La tinta todo lo comprende
el deslizamiento
es el laberinto
y la cena
oh, la cena,
con todos esos huevos fritos.
Hablamos esquizofrenés
hasta que el sueño abatido
nos deja insomnes
mientras escuchamos a los gatos
follando entre la maleza
como si no hubiera
un mañana.
Agudo
como ese sentimiento
incierto
que te atraviesa
en la noche larga.
Han tirado un hombre borracho
en el contenedor:
¡Mira el agujero
hazle un bombo
compra lapiceros!
Intermitentemente
desde la cuatro y diez
hasta las cuatro y cuarenta y uno.
Certezas como lápidas
sembradas al azar
acordes con los hundimientos
huellas de muñón en el lodo
rastro de muletas.
Son solo palabras estancadas
con brillo de agua de hierro
pudriéndose para los mosquitos.
Eso es lo humano
la contención
el pensamiento embridado
el animal satisfecho
que huye de la locura
con una sintaxis
implacable.
Lejos de la metafísica epiléptica
del arrebato del vacío y del abismo
calmado el nervio del ser
sin otra existencia que la palabra
moldeada y uniforme, registrada
en la Cámara de Comercio
quedan estas esquirlas
de instantes vulnerables.
Alcanzo al fin la duda
por un débil filamento
la tensión tira de mi mano
vibramos juntos
exultantes, superlativos
luego el temblor
restituye al origen
al polvo hueso
que se instaura como niebla
para perderme en mí
para inventar un extravío.
Salvando la distancia de cordura
que me separa del tedio mecánico
sobrevuelo esta tierra gusana
hasta la raíz de todos los espejos.
Parapeto de miseria el lenguaje
contra sus formulaciones
imposible asidero
para la lógica
del vuelo.
Sacrifico este instante
y perdura la letra.
Así sea.
ISSN: 1578-8644
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