La vida acto de fe
Los actos tienen distintas melodías
En su historia
El niño se pregunta
a quién le rezo hoy
si el día cambió
¿Masculino o femenino?
Ayer me decían no preguntes
no seas curioso
Hoy sería un detrimento
Creencias atadas al cuello
han estallado, se han hecho añicos
Ya no es necesario ser
agnóstico, ateo, liberal, gregario
solamente humano
invitado a voluntad
uno elige
como
saltar
correr,
vagar
meditar
sus mariposas y luciérnagas
sus cerraduras y bisagras
como hace cada día
y a quién rezar
y a qué agarrarse a
Todo sin disimulo
no todo es semejanza
El vértice de los pecados
En algún punto habita una oscuridad
En una mañana nublada
La lluvia persiste y sigue encendida
Sara ofreciendo a Agar como regalo
Caín sacrificando vida
Erinias en una noche de orgía
Centuriones con pistolas de clavos
Una bomba que cayó en Japón
El buque anclado repleto de derrotas momentáneas
Se sigue invitando serpientes al escenario
Paseos por una esquina pecaminosa
Descuidos reales e imaginarios
de las huellas de las penas
de las soledades de la angustia de todos los tamaños
de las redes finas y estratagemas para atraparnos
Trampa mortal
Mi reloj marca las 22.15
He aquí un mundo
Compuesto de una música
tan excesivamente humana,
y hoy espectáculo tan frecuente.
Las noches llegan como amenazas súbitas
Luces intermitentes, aullidos de ambulancias y neumáticos,
pasos que se precipitan.
La música azul del árbol y el árbol
Resisten el bullicio.
Has estado aquí por años,
has preciado tu libertad
pero la gravedad parece ser el único destino
sobre un eje brumoso.
Ciudad martillada en todas las direcciones
de repente un agujero negro,
miras con ojos que se mueven como un hip hop,
sombras de maleficio recorren calles en la noche
cambian los rostros, hay siluetas sin caras.
Se pisan intersecciones equivocadas debajo de los faroles,
la mitad del cielo como campo sin cosecha,
tambores golpeando desde la frente hasta
La parte posterior del cerebro.
los días hieren
la ciudad no se calma
calles transpiradas por el éxtasis
aullidos las cruzan subiendo desde
el sótano en el subsuelo de la madrugada
no es fácil aquietar el espasmo
el desconcierto entre las cosas
siete perros callejeros y un hombre durmiendo
en un auto abandonado
La ciudad tiene apariencia dislocada
vaciada de voces disidentes.
La vida reclama otra espesura
y emerja un tacto más suave para desenterrar
el fondo herido que se mantiene quieto.
El almacén del poeta
Hasta un sitio vacío por la nada tiene recubrimientos
Las paredes guardan rastros, porosidades, aire anquilosado o en evolución.
Olor a los habitantes del pasado o de los que recién se fueron
Hasta un sitio vacío por la nada tiene recubrimientos
La cartera de la abuela guarda secretos
fragancias de amores recordados monedas sin valor
Un peine y un pequeño espejo las golosinas
para los nietos y las cosas por si acaso
Hasta un sitio vacío por la nada tiene recubrimientos
Los ascensores de los cerros que quedaron a medio camino
(no sabían que había más pobres que se subirían en sus espaldas)
Guardan sus secretos la vecina que cambio de marido
el dinero que no alcanza el almacenero que es un usurero
la niña embazada que se va a casar de blanco en la iglesia
Hasta un sitio vacío por la nada tiene recubrimientos
La plaza de los jubilados guarda sus secretos los abuelos narran peripecias
mil veces contadas escriben grafitis en los escaños
(el nombre de un amor loco del pasado)
los recuerdos ya no hieren Alardean con los muchos amores
que tuvieron y lanzan migas de pan a las palomas
Hasta un sitio vacío por la nada tiene recubrimientos
Los bolsillos de mis pantalones guardan los secretos
Tanto pasaron y pocos quedaron saben la historia de comienzo a fin
Saben de lo que se detuvo y de lo que partió
Sus costuras son testigo de que todo envejece
Hasta un sitio vacío por la nada tiene recubrimientos
ISSN: 1578-8644
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