Previamente al festival, resultaba curioso que en una ciudad como Vitoria-Gasteiz, es decir una ciudad pequeña y sin a penas aficionados al Rock, se celebrase un festival, durante los dias 12 y 13 de septiembre, con las características que presentaba este Azkena Rock Festival 2003. Es necesario señalar que, a pesar de lo dicho anteriormente, en Vitoria-Gasteiz siempre han funcionado los conciertos pequeños y de segunda división, con actuaciones en directo constantes durante los últimos veinte años, primero en la sala The End, donde se pudo ver a gente como Nico, Gun Club, Long Ryders, Johnny Thunders o Dream Syndicate, posteriormente El Elefante Blanco, por donde desfilaron entre otros muchos, Ellioth Murphy, America, Eric Burdon, Del Fuegos, Alvin Lee, etc. También actualmente funciona una sala alternativa que se llama Helldorado donde pudimos ver hace poco tiempo a Sidonie y en otra ocasión a Sex Museum, además de otros muchos conciertos de grupos noveles tanto nacionales como extranjeros y finalmente la sala Azkena, donde en pocos años han traído a gente de la categoría de Bellrays, Brian Auger, Wilko Johnson o Detroit Cobras entre otros muchos, además de un primer festival, celebrado en septiembre de 2002, donde pudimos ver, entre otros, a gente de la talla de Diamond Dogs y Mudhoney junto con numerosos grupos muy interesantes. Por ello, es preciso indicar, que siempre ha habido una tradición rockera, aunque de menos de mil personas, habiendo sido pocas las propuestas de grandes conciertos, salvo algunos flases como Emmilou Harris, James Brown, Bob Dylan o Supertramp, con desiguales resultados. Por ello, sin menospreciar el carácter rockero de esa minoría que se ha mantenido desde los años ochenta, resultaba arriesgado montar un festival con una media de entrada diaria de más de 10.000 personas.
Tras las reflexiones anteriores se empieza a correr la voz de que la mayoría de la gente venía de fuera y muchos de fuera del País Vasco e incluso de fuera de España. La verdad es que el cartel era tan atractivo que la cosa tenía que funcionar y vaya si funcionó. A destacar que el cartel era exclusivamente de Rock, sin ninguna concesión al chill out, al dance, a las maquinas y a todas esas cositas que les da por meter en los festivales y que, en este, afortunadamente no aparecieron ni sonaron por ninguna parte. El cartel era puro Rock y el público también.
Los dos conciertos prácticamente se llenaron, superando las diez mil personas diarias y la intensidad de la propuesta fue tal que no tenías tiempo ni para respirar, dado que la mayoría deseaba ver por lo menos cinco conciertos al dia, debido a la calidad de los artistas y grupos. Los bares funcionaron de maravilla, con barras de más de 75 metros, siempre bien atendidos y sin aglomeraciones. El sonido fue notable y en muchos casos sobresaliente y la organización fue perfecta, con dos escenarios, sin que sonasen nunca dos grupos a la vez pero tampoco sin tiempo para descansar entre un grupo y otro, dado que se programaban diez diarios. No hubo ningún incidente y todos los que acudimos al festival disfrutamos como locos, quedando siempre en nuestro recuerdo, en nuestra retina y sobre todo en nuestros oídos mucho de lo que aconteció en esos dos dias.
Como conclusión solo puedo decir que enhorabuena y a por la próxima que espero que sea igual a la del 2003 porque mejorarlo va a ser complicado.
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