La última guerrilla
capítulo I
(El fin de la Historia y..., de Francis Fukuyama)
“Si lucha, muere de su lucha, si se reconcilia,
su reconciliación es su fin”.
Attila Jozsef
Remedios
No nos dieron luz por temor a la temperatura. Y en verdad, padecimos calor, cuando nos oculto la sombra la ceguera.
Vida sin preámbulos
Tanta desilusión habita los tiempos, que se anuncian retiradas, escribir de abandonos y tristes lejanías. Las nuestras, que nos llevan a obtusos futuros o rotos pavimentos, como si ninguna parte fuese el único sitio de visita. Nada de desahucios ni de quejas. Pintamos cuadros con mares que se vacían por la arista, paisajes inclinados de dios sabe que luna y así, agarrados al satélite, despoblamos de renglones usados el planeta. Tenemos ansia de bohemia y plegados devaneos. El encargado de maquetar contraportadas rotula los títulos como si, de leer, los ciertos serán siempre finales. Así como si el arte agonizara justo, justo en la hora en que el vientre, sin remedio, está condenado a parir epopeyas o, tal vez nosotros, sin saberlo, tengamos que reventar para acabar con algo, que sin duda, requerirá comienzos -portadas y primera página- para aquellos que dicen escriben poesía o, quién sabe, sólo vida sin preámbulos.
A muerte o amaine
Vivimos ahora y contentos, en el tiempo de la arista de las definiciones, justo en el centro centro del tajo de la estación río yugulares, donde se quedan, se quedan, nadie; y otros se marchan, los que aún conservan su garganta, los que aún bailan baile. En todas las ciudades, desde García Lorca, no se habían visto tantos cuchillos, Zapato zapato, calambre… ¡Qué salte qué salte! ¡Qué rabie qué rabie! Vivimos ahora y contentos, que mañana a muerte o amaine.
Tanta muerte
Quién es aguerrido, buen señor. Yo, al bies de mi geografía, sentí carcomerse el pellejo de mi hambre. Quién me nombra. A nadie nací para perseguir. Tomo mi pedazo. Allí donde termina, está lo que a usted le pertenece. En la panzuda barriga que sostienen sus manos, el anónimo latido, el porqué de esa chispa que me enciende, que me escupe la rabia; lo que usted llama atroz crueldad de tanta muerte, la venganza de la que yo llamo mi muerte, esa que condenan a tantos años de cárcel.
Crónica de sucesos
Voy a escribir una reseña para un suceso publicable. Justo al borde de los adoquines siento en la boca patadas de parto. Yo clavo con chinchetas los versos recién venidos. Me gusta ser eventual y montar joroba, como los nómadas, que si este calendario se alarga demasiado, al final pondrán 31… En la lápida: los que nos amaron. De todos los premios concedidos hay uno que gusta a los versos: ¡Censurables! Y es que en el tiempo de la arañas sospechoso aquel que no está herido por chocar con el alambre.
Qué es poema
Poema es la amplia y la estrecha avenida por la que circulan palabras... Vida, paz y justicia son los bordes de esas calles, lo demás -como usted afirma- son "panfletos políticos". Pero poesía es avenida, camino, lugar y lado de esta parte de las barricadas.
Azar
El azar es un trozo de suerte cosido a destajos por otros ratos, nuestros o ajenos, cuando no nos dábamos cuenta.
Discurso
Eléctrica el asa se agarró a la cazuela. El caldo, transparente, bordeó el tañer de la cuchara. Tañido a tañido los pueblos comieron. Los que comieron. Los demás... Los demás son revolucionarios.
A. Netto (MPLA)
La piel del leopardo extendida suena a tambor cuando llueve. En el Kalahari dejó su huella un hombre que marchó solo. Las fogatas del litoral hablan de que le persiguen. La ágil gacela cruza cuando el centinela duerme. Un río de hombres le saludan cuando llega a Luanda.