José Ángel García Caballero, Licenciado en Economía y en Humanidades por la Universidad de Valencia, trabaja como profesor de educación secundaria. Ha publicado los libros de poemas Llaves olvidadas (Ed. Renacimiento, 2010; XIII Premio Surcos de Poesía) y Buhardilla (Ed. Valparaíso, 2014), poemas suyos han aparecido en diversas antologías. Ha traducido El fruto de la gramática. Nuno Júdice (Ed. Valparaíso, 2015)
POÉTICA:
Suena la voz de Serrat interpretando los poemas de Miguel Hernández en la radio del coche. La cebolla es escarcha tiene esa sencillez de las metáforas que nunca acaban de decir; me deja un escalofrío, como esa clase de instituto donde Machado se detiene a distinguir las voces de los ecos. Así las palabras iniciaban la adolescencia, esa etapa en la que el sujeto se hace consciente de que las piezas no encajan. Para mí, desde el principio, fue eso la poesía: descubrimiento y, a la vez, una forma de diálogo con mis circunstancias.
De este modo, escribo, quizás con la secreta esperanza de aprender a convivir con lo que me rodea. Me acerco al lenguaje con vocación de asombro, sílaba a sílaba tratando de recorrer esa piel escarchada de los lugares que me atañen, mientras una voz lejana insiste en su pregunta.
Extraída de “Buena letra 2” Comisso Editore (Roma, 2014)
BUENAS NOCHES
Un tren lento me lleva
por las tonalidades de los días.
No llueve, es un invierno
de ventanilla, la nariz apegada
a ese paisaje líquido
de los pequeños dedos.
Estaciones que parecen
rincones de la casa,
un traqueteo de brazos contentos
dibujando montañas y lagunas
por los estantes del pasillo, por
las luces de las lámparas
buscando un adjetivo.
EL AEDO (arpista de Keros)
Museo arqueológico nacional. Atenas
Entre mármol cicládico
rasga el aire que aspira a ser acorde,
mientras cuenta las pausas del hexámetro
que son las pausas de las lides de los hombres.
Una lira evocada es el tiempo,
porque el poeta que canta una guerra pierde
la mano, es así
como da cuenta del regreso, nave
secuestrada por su propio timón.
Y asume que es el viento
quien cubrirá de tierra su nombre, quien con temple
de palmera vencida sostendrá aquellas sílabas
destinadas al eco.
COMIDA RÁPIDA
En las franquicias no hay idea de pueblo,
vuelvo al trabajo en una hora y pienso
en Estellés buscando
conciencia en los productos de la tierra.
El problema no son las hamburguesas,
ni el uniforme vacuo de los trabajadores
robotizados, ni la foto de Marilyn,
a la que Warhol convirtió en la diosa
del estado del bienestar, no es eso.
Lo que ocurre, lamento,
es que aquí la comida no habla ninguna lengua.