Despedida-homenaje en clave micro

Tenía preparada mi colaboración para este número de espacioluke, una doble reseña de libros escritos por inmigrantes sub-saharianos en los que narran sus peripecias para llegar a España, cuando supe que sería el último. No es que la noticia me pillara completamente por sorpresa pero a la pena que sentí eso le dio igual. Empecé a colaborar con la revista digital hace trece años, coincidiendo con el inicio de una etapa vital al regresar a España tras largos años viviendo en el extranjero. Una y otra han discurrido desde entonces de forma paralela. Supongo que ahora la una deberá aprender a seguir sin la otra.

Aunque el grueso de mis colaboraciones ha consistido en reseñar libros con la idea de tratar de visibilizar aquella literatura que entiendo que merece la pena, no se me escapa que éste ha sido un espacio de creación en el que, reflejo de su director, la poesía ha ocupado un lugar destacado. Por ello, a modo de despedida, no se me ocurre mejor homenaje que ofrecer algunos micropoemas propios -extraídos de entre aquellos que entonces me faltó entereza para enviar- en agradecimiento a la libertad de la que he gozado para escribir aquí y a la que ha sido la seña de identidad de espacioluke estos años. Y en reconocimiento, claro está, a quienes lo han hecho posible durante tanto tiempo.

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CESÁREA

Embarazado de una brillante idea,
en el momento de enfrentarse al folio en blanco,
de pergeñar la frase inicial,
se reveló partidario del parto con cesárea.

CONVERSOS

El látigo de los conversos
desgarra la carne a los hechos;
extasiados, blanden, brindan
su verdad hecha jirones.

FUTURO

España mengua,
la patria encoge:
morimos más que nacemos,
-¡que procreen ellos!-.
El futuro pinta bárbaro.

SIN FÚTBOL

Lo que tenía que pasar, pasó…
llegó un fin de semana sin fútbol:
¿quiénes somos?, ¿adónde vamos?
clamaba desconsolada,
bufandas y banderas al viento,
el grueso de la hinchada.

ÚLTIMO

En la celebración de sus enfados,
nunca fallaba,
siempre se quedaba hasta el final,
siempre era el último en marcharse.

Sergio Sánchez-Pando