Los diferentes entramados de la novela nos asoman otras formas de crisis que se dejan ver a partir del problema económico. El escritor le dice al lector que lo que “se ve es solo la apariencia del gran problema”. La economía se convierte en el telón que muestra el escenario íntimo de la soledad del sujeto contemporáneo.
¿Quién no se pregunta en la actualidad qué mundo es el que estamos viviendo? Las confusiones y el no saber hacia dónde camina la sociedad actual representan algunas de las incógnitas del individuo del presente. En menor o mayor medida percibimos que atrás han quedado muchos de los paradigmas del siglo pasado. Como si de pronto el actual siglo se hubiera hecho presente, sentimos que el suelo se mueve y que ya nada es como antes. Parte de este panorama dibuja con maestría el mexicano Laury Leite en su nueva novela En la soledad de un cielo muerto (Ediciones Carena, 2017).
Laury Leite lo tiene claro cuando explica el por qué del título y de las motivaciones de su novela. “Creo que en cierta medida todos hemos quedado en la soledad de un cielo muerto. El título, en realidad, viene de Nostalgia de la muerte, un libro de poemas de Xavier Villaurrutia. Escogí esta frase como título para el libro porque me evocaba la idea de Nietzsche de que Dios ha muerto. Más allá de limitarme a retratar el paisaje emocional que dejó la crisis financiera, quería explorar el lugar que el hombre contemporáneo ocupa en un mundo en el que se han relativizado los valores absolutos”.
Los diferentes entramados de la novela nos asoman otras formas de crisis que se dejan ver a partir del problema económico. El escritor le dice al lector que lo que “se ve es solo la apariencia del gran problema”. La economía se convierte en el telón que muestra el escenario íntimo de la soledad del sujeto contemporáneo.
Los personajes de En la soledad de un cielo muerto están desolados, al parecer tras la crisis económica no encuentran su espacio en la sociedad de la que se creyeron protagonistas. El sueño del individuo se mantiene hasta que, tras muchas caídas, asume que el sueño no era más que un relato de consumo inalcanzable. A lo largo del libro, André y su madre, una profesora de piano, empujados a los márgenes de la sociedad por no saber cómo rendirle culto al mito del progreso, emprenden un viaje a través de la memoria en busca de algo sólido a lo que asirse. Los personajes de la obra de Laury Leite padecen diversas formas de crisis; al respecto el autor considera que lo económico fue un detonante que sacó a flote otros problemas sociales. Dice Leite que “la crisis económica activó una inadaptación al orden social que ya estaba ahí, si bien de forma latente. La crisis colectiva dio paso a una especie de crisis existencial en mi protagonista, y por eso decide regresar a su país de origen en busca de un propósito para vivir”. Y como si estuviera convencido de que la literatura es un espacio activador de preguntas, Leite se interroga: “¿Sobre qué bases se construye una vida en ruinas? ¿Cómo se reedifica sobre las ruinas del pasado? ¿Cómo se reincorpora una persona a un sistema social en el que dejó de creer? En el caso de mi personaje, lo único que le quedaba era intentar volver al pasado. Creo que André, el protagonista, tiene un deseo encubierto de volver a un espacio donde la plenitud todavía es posible, un espacio semejante al útero materno”.
Desde su salida, En la soledad de un cielo muerto ha originado importantes lecturas. Hecho importante toda vez que se trata de la primera novela de Laury Leite, un autor mexicano que ya alguna crítica le vaticina un futuro prometedor en la literatura. Para el mes de noviembre el escritor se presentará por primera vez en Madrid. Será una ocasión única para que los lectores dialoguen sobre literatura y sociedad como formas expresivas de muchos niveles de crisis y de un nuevo tiempo.
Laury Leite (Ciudad de México, 1984). Es escritor. Ha publicado cuentos, artículos, ensayos, entrevistas y crónicas en diversas revistas literarias. Ha realizado traducciones y adaptaciones de obras de Frank Wedekind y Antón Chéjov, entre otros. Escribió la novela ‘En la soledad de un cielo muerto’ (Ediciones Carena, 2017). Gracias a una beca de escritura del Toronto Arts Council, en la actualidad trabaja en su segunda novela. Vive en Toronto, Canadá.