Todos podemos escribir el Libro de los sucesos felices, la estructura narrativa argumental todos la hemos vivido o vivimos o viviremos de algún modo.
Les contaré que Marie realmente era un ángel. Hizo todo lo que tocó mejor y todos los que conoció más felices. Siempre estaba tranquila, siempre feliz. No podía faltar su energía o cómo cuidaba afectuosamente cada ser que cruzó nunca su trayectoria. Cuando nos dejó, había muchas razones para ser infeliz, incluso miserable. Entonces, ¿cómo su partida me llevó a escribir lo que estás a punto de leer? Bueno, esa es una historia que comenzó alrededor de la fecha de su nacimiento, quizás incluso antes.
Seguramente hoy usted tendrá sucesos felices. Esté atento/a.
Citando a Virginia Woolf, nuestra tarea no es construir ladrillos y morteros, sino
Dibujar juntos lo visto y lo no visto. Entonces nuestra pregunta es: Ver o No Ver.
Tal vez necesitemos una vuelta a lo salvaje como nuestro vínculo con las estrellas para tener compasión por las miserias de la humanidad e inspirarnos en las pasiones subliminales del alma humana. Entonces, empezar con un salto, porque el caos puede ser el dios de una era que puede darnos vuelta los párpados. No olvidar, nos aferramos a nuestros fragmentos; mirados desde el cielo emergen, en algún momento caen, y cremados o enterrados, entonces, se disuelven en algo otro.
Probar los frutos de la tierra, en la música, el arte, y en los sueños. Así, podremos calibrar la profundidad y altura del espíritu humano y el propio.
Cada preludio es un comienzo, empieza con el corazón. Cada uno ensayo más de una tempestad, conjurado magia fresca de los cientos de líneas escritas cada día; recitando sus mantras para lograr la transmutación de la sangre. Chispas se han abanicado en el infierno, hormonas en competencia por el andar ligero, devorando hasta el último sorbo de infancia (aunque inacabable)
En el libro de los sucesos felices, las penas no son el trabajo del viento o de la historia, sino el reverso de la alegría que construyes.
En el libro de los sucesos felices, un pájaro negro es un rumor y no encuentra pista de aterrizaje aquí.
La vida no se detiene, que no te arrase el viento, la tempestad o los episodios oscuros. Hay mitos y falsos oasis. No importa cuánto tengas o no tengas o cómo te vistas o al baño que ingreses. Haz que funcione tu "default ckeking" (tus preferencias iniciales, que las puedes modificar si quieres), examina cuán cerca o lejos estás de la felicidad (regulación de necesidades reales/expectativas). Los niños/as lo usan, para ellos un abrazo es mucho más que un juguete.
Mi piel también tiene una historia, se lee en las pecas o las cicatrices. Uno no se hace pequeño porque no puede encajar en sus recuerdos. Uno se ha hecho oleaje y marea serena; ha sido desgarrado, desenredado. Si le pasa lo mismo, no tome residencia en esas páginas; usted no puede hacer una vida del papel destrozado.
Tal vez pidiéramos ser como las serpientes que desprenden sus capas de piel dos o tres veces al año, deslizándose de los viejos y dejando esa parte de ellas atrás; usted necesita arrojar el suyo hoy. Nunca tome la culpa que no es suya.
Es posible que las acciones no se puedan deshacer, pero los árboles toman cada desastre que sus raíces han visto, y les dan forma en un anillo; no están orgullosos de sus grietas, pero no temen a lo que han resistido.
En el Libro de los sucesos felices, la mosca encarna la culpa, va de cuerpo en cuerpo transportando la densidad de la vida.
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Eduardo Escalante (Antofagasta, Chile, 1942). Escritor e investigador. Sus poemas han sido publicados en EspacioLuke, OtroLunes, Revista Ariadna, Revista Nagari, Revista Lakuma-Pusaki, Sur Revista de Literatura, Revista Ómnibus, Revista Cronopio, entre otras.