Célène, tanto tiempo y tantas lágrimas, te escapaste muy rápido Célène, en aquel subte, después de que hablamos solo un rato, siempre duelen un poco estas cosas
¿Cómo seguir en la brecha?, ¿o hablamos de Alberto Breccia, en realidad, de sus dibujos post-modernos? “Hoy miro el cielo è sto pensando in te. Come si il nostro tempo non avere passatto già...” nos dicen Eros Ramazzotti y sus músicos. No habrá guerra mundial, esta indolente realidad es suficientemente dura. Acá estoy escribiendo, escuchando, cambiando de interlocutor, mirando las gaviotas y los albatros sobre el acantilado y la playa. El cielo arroja relámpagos del lado del mar... Odín está cerca, nos advierte, ¡basta de bajezas humanas, basta de cobardía ante la maldad!, un rayo cruza el cielo cerca de la casa. Sintonizo radio France, hablan de Sarkozy y del problema de la inmigración extra-Mahgreb. Miro por la ventana el agua-nieve cayendo en la côte du Normandie. Voy y vengo por el living y miro las figuras de porcelana a través del vidrio de la alacena. Están huyendo, huyen los enviados del mal entre ventiscas y agua-nieve, en los remolinos se esfuman fantasmalmente, eran un ejército que ahora vuelve a las profundidades del canal… quizás.
Célène, tanto tiempo y tantas lágrimas, te escapaste muy rápido Célène, en aquel subte, después de que hablamos solo un rato, siempre duelen un poco estas cosas. Ahora estoy un poco más viejo, en aquellos años era joven, ahora peino varias canas y espero menos de las personas.
Han pasado algunos días, de nuevo en la ciudad, el periodismo y la política, entro al edificio, subo las escaleras, saco la llave, abro la puerta, voy hasta la pecera, les pongo alimento a Sigfrid y Siglinda, pongo en el fuego una pava, le coloco yerba al mate, voy hasta la ventana y miro Montmartre, equilibrado y colorido como un cuadro de Cezanne, las luces del atardecer, pienso en Belgrano, en la calle Melian, en la línea Mitre, voy y vuelvo con la mente, …adónde ir, quizás deba hablar con el Padre Vermal en el convento. Pongo un casete en el radio-grabador, suena un tema de A-ha, “Andaras por esos caminos”. Los alemanes llegaban a Trondheim en un invierno como este en el 40’-41’.
Recuerdo a Karina y su onda “evangelica”, una chica de Rosario… son tantos días y siempre fue esa constatación de que algo andaba mal y ahora sé que ellos son el mal, esa maldad hierática a flor de piel, el jerarquismo del Averno. Siempre tendré un pensamiento para vos Karina y para tu hermano. El elefantito y la geisha de porcelana, la pecera y las burbujas del oxígeno entrando por el tubo, el pasado y el presente los viajes en colectivo a la mañana temprano... Jean Paul Sartre, et sa Existencialisme, “Les mots” (las palabras) y otros libros; la biblioteca, la soledad... de siempre. Tanta agua pasó bajo el puente y sin embargo es lo mismo y ha pasado todo lo que pasó, tantos muertos y tanta sangre y bombas, ahora son menos. Llegaremos, nada es fácil, nunca lo fue, espero que no sea un vano consuelo. Ya llegó la noche, se escuchan bocinazos en París.