1. TEORÍA DE LA BÚSQUEDA
Lleva años buscando algo que aún no sabe y que tal vez no encuentre nunca. A nadie ha conocido durante la larga búsqueda. En realidad, antes tampoco a nadie conocía. A nadie pudo anunciar su magna empresa; acaso él mismo no existía antes de iniciarla, y por eso en ella persevera.
La búsqueda se prolonga interminablemente y él no percibe medida alguna del tiempo. Se recuerda buscando desde el principio (lo cual significa una eternidad), sin embargo, nadie le indicó que buscara, nadie le pudo revelar el fin de sus pesquisas y para él todo se resuelve en vagas intuiciones.
La búsqueda se desarrolla sin ningún método o sistema. El se limita a divagar, guardando la secreta esperanza de asistir en algún momento a la revelación definitiva. Tal vez entonces sepa que ya está cumplida la tarea y sea eso suficiente. De momento, su fe sigue siendo inquebrantable y cada día la búsqueda parece más placentera, o acaso sólo más soportable. A veces reflexiona y no deja de inquietarse: su objetivo, piensa, no puede ser espacial ni temporal, porque el éxito de la búsqueda, entonces, en un tiempo infinito (plazo del que, por otra parte, no dispone) estaría asegurado, pero él presiente que eso no es así, que la suerte no está echada y que es su mano, tanteando torpemente, la que puede darle la victoria. No debe sin embargo detenerse mucho tiempo en estos pensamientos, la búsqueda requiere continuamente su atención para los avatares más nimios o más trascendentales (no sabe siquiera cuáles son los unos y cuáles los otros). Lo único cierto es esta búsqueda y a ella se aferra de forma total.
Durante breves momentos de tregua, piensa osadamente en el día del encuentro. Ha imaginado miles de veces cómo será el objeto de sus indagaciones. Le ha adjudicado las formas más dispares. Puede ser sublime o terrorífico. Cree que será siempre algo definitivo. También se pregunta qué pasará con él entonces, si recibirá una verdad insospechada, si se hará ángel o diablo, o si podrá huir a alguna parte.
Presiente, de todos modos, que la búsqueda no ha hecho más que empezar. Un largo camino espera pacientemente su paso. Él sabe que la búsqueda es lo que justifica su existencia y a ella se entregó desde el principio. A veces, sin embargo, le asaltan negras dudas: en medio de su infatigable labor, trata de palpar su propio cuerpo y no puede hacerlo. Una nube de humo le oculta de sí mismo. En esos momentos ni siquiera podría reconocerse. Se atreve a dudar. Tal vez él no tenga nada sino la búsqueda misma. Pero eso sería atroz.
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