En la India George Harrison comenzó a introducirse en el SITAR, instrumento de cuerda con un sonido maravilloso que era tremendamente atractivo para los guitarristas eléctricos del Rock, aprendiendo a tocarlo, convirtiéndose simultáneamente en un miembro activo de los seguidores de Krisna. En la India conoció y entabló amistad con Ravy Shankar, el maestro hindú de la música tradicional, amistad que ha perdurado hasta nuestros dias.

Este viaje iniciático fue abandonado por el resto de los Beatles pero sin embargo fue seguido por otros artistas del pop y del Rock que llegaban e este país apasionados por un mundo oriental que les atraía obsesivamente.

Los gurus y santones de la religión hindú veían en esos jóvenes occidentales un caldo de cultivo impensable en épocas anteriores. A partir del año 1967 la historia es la particular de cada uno de los que allí llegaba, mezclada con un sentimiento de unidad que superaba la lógica racionalista.

Los occidentales comenzaron a ser habituales en regiones del Norte de la India como Delhi, Agra, Benares, Bombay y Calcuta, donde se establecían comunas y centros de meditación. La peregrinación llegó al sur, sobretodo a la zona de Goa y sus playas, donde se instalaron ingleses, holandeses y californianos que con el pelo largo, sus vestidos anaranjados y su obsesión por la música hicieron realidad un sueño impensable pocos años antes.

La verdad es que no se trataba tan solo de excéntricos sino de miles de personas unidas por las ideas contraculturales, pacifistas, la afición por la música y también, todo hay que decirlo, por las facilidades para conseguir sexo y marihuana. Los europeos y americanos se extendieron por otras zonas de Asia, en especial Nepal y su capital Katmandú, donde llegaron a dar nombre a una calle, “ Freak Street”.

Muchos siguen en la actualidad en esos lugares y la nueva generación no ha dejado de acudir, aunque mucho mas moderadamente que en los años sesenta ; pero aún en nuestros dias si desaparece algún músico británico es posible que lo encuentres en Goa.

Lo curioso de este fenómeno es que también se produjo un flujo hacia occidente, en especial Inglaterra y más moderademente Estados Unidos, por parte de emigrantes asiáticos.

En San Francisco y sobre todo en Londres se encuentran numerosos músicos indios y pakistaníes, siendo sus giras habituales por occidente. De hecho los jóvenes post-77 se van integrando y el desarrollo de la comunidad asiática y su influencia en el cine, la literatura y la música es total.

La llamada aldea global es ya una realidad y lo que en principio fue algo exótico es ahora habitual en los clubes de Londres.

La música de sitar y tabla sigue unida a multitud de estilos de la música pop. Actualmente se encuentran fusiones con el Rock, la New Age, el Folk y la música House y de baile, dentro del movimiento Asia Underground. Otros campos como la literatura y el cine también siguen estos derroteros y cada vez son mas habituales los actores, películas y literatos de origen indio y pakistaní.

Esta fusión nunca será total porque, tal como se dice en el libro “ El Buda de los suburbios “, a los asiáticos en Londres se les hará difícil integrarse en un sistema que lo califican como “ el capitalismo de los sentidos “ ; pero mientras la música siga sonando y fusionándose quizás algún dia los hombres de tez rosada puedan llegar a sentir de verdad.

Dado que el final de esta historia me ha salido demasiado Hippie, bajemos de la nube, olvidemos a Parvati y a Ganesha y volvamos a la música que es lo que cuenta, tal como se explica en el siguiente apartado.