Alex Oviedo

LA FICCION SUPERADA

Hollywood ha convertido Nueva York y la isla de Manhattan en el centro de miles de conspiraciones de necios terroristas cegados por el odio y la incompetencia, muchos de ellos con razones equívocas o equivocadas, pero que dejaban a su paso un halo de destrucción. Vistas ahora, muchas de ellas poseen un grado de premonición que no deja de ser inquietante.

Sin ir más lejos, el gorila King Kong elevado sobre lo más alto del Empire State adquiere el valor de metáfora: la Bestia contra la sociedad y la Razón, en la que podríamos catalogar como una de las primeras películas de catástrofes. Luego llegarían otros monstruos, como ese Godzilla japonés que retornó digitalmente a las calles de Nueva York para destruir todo lo que se abría a su paso. Lo extraño y lo monstruoso como elemento de peligro.

Había algo de increíble en estas historias, en los ataques de extraterrestres que tomaban el mundo en Independence Day (la imagen de la Casa Blanca por los aires quizás podía haberse repetido) o esos marcianos cabezones de la paranoica Mars Attacks que volvían locos al ejército y al presidente. Quién no recuerda La guerra de los mundos (incluso en una versión tan clásica como la radiofónica de Orson Welles). La irrealidad del ataque extraterreste se convirtió en referente de películas y series como Expediente X (la conspiración como base argumental mezclada con alienígenas). Pero la amenaza seguía siendo lejana, al igual que lo eran los asteroides que caían sobre Nueva York en Armaggedon o Impacto Súbito. Fuegos de artificio recreados por ordenador, peligros falseados, menos reales que el avión de reclusos de Con Air que aterrizaba en pleno centro de Las Vegas, por ejemplo. O que ese Coloso en llamas cuya similitud con las Torres Gemelas resulta sorprendente. E incluso que esa tercera entrega de La jungla de cristal, en la que unos terroristas colocaban varias bombas a los pies de las Twin Towers. La amenaza cinematográfica se acercaba tanto a lo ocurrido en 11 de septiembre que ver ahora Estado de sitio, en la que una inverosímil oleada de atentados islámicos aterrorizaba la ciudad tomada por el ejército, resulta un ejercicio de profetización.

Pero incluso así, nada se parecía a lo ocurrido y a esas imágenes de los aviones estrellándose contra los valores de la América civilizada. El cine, que había buceado en la destrucción y en la catástrofe, se quedaba corto a la hora de imaginar. Sobre todo porque en la pantalla el héroe era capaz de acabar con el peligro, aunque fuera in extremis.

Los americanos han visto cómo las amenazas cinematográficas cobraban vida con una violencia insospechada. La destrucción de las torres (y la muerte de miles de americanos, no lo olvidemos) ha hecho que muchas de las películas cuya promoción se estaba realizando hayan sido aplazadas sine die. Se habla ahora de tranquilizar a los nerviosos americanos con estrenos de filmes patrióticos, comedias y películas fantásticas destinadas a un público familiar. En noviembre se estrenará Windtalkers, que narra la historia de los indios navajos, que gracias a un código secreto basado en su complejo idioma contribuyeron a la victoria de Estados Unidos contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Y un mes más tarde, Ocean's Eleven, una comedia sobre el extravangante robo de un casino, las películas de dibujos animados Harry Potter y la piedra filosofal, Monsters, Inc y la esperada El señor de los anillos. Cine de entretenimiento, que ofrezca a la gente una escapatoria.

El mundo cinematográfico va a cambiar, como ocurrió en los años setenta en los que Hollywood produjo gran cantidad de filmes musicales y patrióticos que paliaran el sufrimiento americano ante la guerra de Vietnam. Por el momento todos aquellos estrenos que puedan herir la sensibilidad de los americanos se han aplazado. En Collateral Damage, Arnold Schwarzenegger, convertido en bombero, presencia la muerte de su mujer y su hijo tras la explosión de un rascacielos en Los Angeles a manos de un terrorista. En The Time Machine, una explosión lunar arrasa Nueva York. En Sum of all fears, la última entrega del agente Jack Ryan, aparece un Pentágono envuelto en llamas. En el largometraje Big Trouble una bomba terrorista se cuela en el vuelo Miami-Bahamas. Son títulos de los que se desconoce la fecha de estreno. Otras como Men in Black 2, Zoolander o Sidewalks of New York tendrán que modificar escenas que transcurrían en el World Trade Center. Las ahora inexistentes torres también eran las protagonistas de Spiderman. La campaña publicitaria se suprimió e incluso se eliminó el cartel anunciador ya que las Torres Gemelas se reflejaban en el ojo del superhéroe. Igualmente, se retiraron los carteles de Last Castle, ya que la promoción mostraba una bandera boca abajo, que en jerga militar implica peligro. Incluso se desconoce la fecha del estreno Gangs of New York, dirigida por Martin Scorsese, sobre los orígenes de la mafia en Estados Unidos a principios del siglo XIX. De todas ellas sólo parece haberse salvado Inteligencia Artificial, pese a que parte del escenario final deje ver Manhattan con las Torres Gemelas semihundidas en las aguas.