Septiembre 2001
Paisajes recreadospradip j. phanse / txema g. crespoLa televisión y, antes, el cine han introducido un componente nuevo en el acercamiento de lugares lejanos, al mismo tiempo que amenazan a las formas antiguas de recuperación de la imagen. La fotografía, heredera del grabado, permitía la ensoñación de quien casi siempre por temor a lo desconocido- no había podido salir más allá de las fronteras que establecía su comarca natural, quizás su provincia. Era éste, y todavía mantiene parte de aquella significación, el lugar máximo en el que se desarrollaba la vida. Pocos se acercaban hasta la capital del reino y menos se aventuraban en viajes por territorios de lenguas extrañas. Hoy, la sucesión de imágenes que lo mismo presentan a un león en Kenya que a un viejo opiómano en Shanghai, han acabado prácticamente con la fotografía documental y, dentro de poco, hasta con el viaje. Así que son tiempos de paisajes imaginados o de lugares imaginarios, más allá de utopías y paraísos perdidos. Es el momento de recrear lo cotidiano, de ofrecer una nueva mirada a aquello que se le ha pasado por alto al tour-operator de turno. Porque de este modo es posible recuperar la pulsión del viaje, aunque sea al pueblo de al lado, y la ensoñación de quien disfruta con estas nuevas miradas. Sabemos que estas imágenes están tomadas en Almería, pero hay algo más: las recreaciones de aquello que se vio en su momento y que hacen del paisaje que cualquiera puede disfrutar en unos días de vacaciones un nuevo lugar, único, donde los cactus y los pescadores, el aire y el mar cobran una nueva personalidad, ajena ya al lugar originario. Sólo así es posible disfrutar sin caer en el aburrimiento habitual de los recuerdos que nos traen aquellos que han viajado mientras los demás nos hemos quedado en casa. Esta es la única manera, por decirlo claro, de soportar las fotografías que ha sacado el cuñado en su última excursión. Porque, al igual que no todos los relatos de viaje cautivan al lector (por no decir que son los menos) las imágenes de los lugares en los que se ha estado sólo tienen significado para el que ha pasado por allí. A no ser que se busque algo más que una postal del National Geographic, como es el caso, afortunadamente. |
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