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En pocas palabras
von
El iluso ilusionado
La vida sabe más dulce la segunda vez
(víctima de una mina que perdió ambas piernas)
No somos conscientes de nuestra fortuna hasta que la perdemos. Tenemos una tendencia a infravalorar el presente, comparándolo con un futuro imaginario que es siempre mucho mejor. Sin embargo, una vez que lo alcanzamos, descubrimos que otro futuro ya ocupa su lugar, con lo que nunca hallamos la felicidad que habíamos imaginado. Dicen que quienes se han encontrado de cara con su propia muerte disfrutan más de la vida. Aprecian las cosas sencillas y cotidianas a las que se habían vuelto insensibles. Parece que nuestra capacidad de disfrute disminuya según vamos acumulando posesiones y experiencias - posesiones de la memoria. Qué fácil era soñar de niño, con toda una vida por consumir y el mundo entero por conquistar. Ahora tenemos menos vida y para conquistar el mundo hemos descubierto que hay cola. Hemos aprendido que las personas, en busca de su libertad, limitan la nuestra. Recuerdo el suicidio de Kurt Cobbain, cantante de Nirvana, la mayor banda de rock del mundo en su momento. Me lo imagino en la cúspide de su carrera preguntándose ¿y ahora qué? Lo he conseguido y sigo sin encontrar mi nirvana. Sólo espero que la clave para conservar mi ilusión no sea ser un iluso, perseguir un fin... ilusorio.
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