Del interés del arte por el deseokepa muruaEn el arte actual el deseo obtiene la complicidad que emana de la mirada del espectador. Los cuadros son desnudos, los desnudos son cuadros como bodegones del deseo insatisfecho y congelado en la memoria colectiva. El individuo lo sabe, conoce el juego, se detiene ante un cuadro con un desnudo frente a frente y ve tus ojos, tus manos, el temblor de tus piernas con la mirada entre tus senos y tu diminuta cadera junto a sus labios. Ve tu sueño deshaciéndose en deseo, algo que te corrompe muy dentro como ese cuerpo que prescinde de su ropaje y que necesita ser perforado por la mirada que como un juego te sostiene. El arte contemporáneo tras la búsquedad de un significado que desde la obscenidad y la apariencia de una realidad compleja encierra la parte oscura del pensamiento es el arte que se desentiende de todo. Al arte no le interesa el cuerpo humano desde la ternura o la vivencia del amor profano, al arte actual le pierde el objeto del cuerpo como un reflejo fetichista de su pasión y desengaño. El dilema de la sencillez y la complejidad del mundo se desvanece frente a las necesidades expresivas de la visión tras el placer del hombre solitario. El individuo se hunde en la derrota de la memoria colectiva y el arte revive en el detalle de una perversión congelada de doble fondo. El desnudo que ves y que miras porque te mira. Lo desnudo que te encuentras cuando sin disimulo alguno te enfrentas a tu propia silueta. Al arte no le afecta el deseo si con él sobrevive el engaño, el misterio del arte actual es lo que se oculta tras el juego. Ilustración: A. Lz. de Luzuriaga |
© LUKE: www.espacioluke.com