Cartas del Nortejosé luis garcíaStefan Zweig24 horas en la vida de una mujer Descubrir a estas alturas a un autor de la talla literaria de Stefan Zweig, puede parecer cuando menos irrisorio, por cuanto estamos hablando sin duda de uno de esos grandes (junto a Cesare Pavese, Josept Roth, y tantos otros que por desgracia continúan durmiendo el sueño de los justos a la espera de su también inevitable recuperación, a pesar de los buenos oficios de algunos editores) que un día tuvieron la fortuna de ver sus obras editadas de la mano de la Editorial Juventud. Ahora, sus relatos y sus pequeñas novelas, aquellas como Veinticuatro horas en la vida de una mujer, o Sueños olvidados, comienzan a ser reeditados de la mano de esas Editoriales pequeñas que suplen la abundancia de un catálogo del estilo del de las Editoriales Alfaguara o Planeta, con la imaginación y el deseo de las cosas bien hechas. Zweig fue un autor lo suficientemente prolífico como para no merecer el ostracismo en el que lleva sumido todos estos años. Y aunque es más recordado en su faceta de biógrafo, incluso en la de ensayista, conviene no perder de vista sus narraciones pues en ellas se aprecia la desazón de unos tiempos que evocan los cafés vieneses de entreguerras, el psicoanálisis y la perduración de un estadio natural que habrían de convertirlo con el tiempo en un autor de culto. Veinticuatro horas en la vida de una mujer, (ediciones El Acantilado) relata en apenas cien atormentadas páginas el devenir sentimental y sexual de una mujer angustiada por la vida y por los acontecimientos que inevitablemente y como un torrente le tocaron vivir. Son cien páginas magistrales plenas de lirismo y pliegues pasionales en las que son habituales las reflexiones sobre la vida y la muerte, y sobre las pasiones humanas en la Europa de la preguerra. Y aún a riesgo de pensar que la historia que nos cuenta pudiera estar desfasada, lo cierto es que el relato no sólo ha sobrevivido a su tiempo sino que se lee con la entereza que produce la lectura de una pequeña obra maestra. Sueños olvidados y otros relatos, (editorial Alba) por el contrario recopila en sus páginas algunos de los mejores y de los peores relatos cortos de Stefan Zweig. Algunos de ellos, auténticas novelas cortas que en su día, a comienzos de siglo, fueron ampliamente difundidas y apreciadas en Europa, traza aspectos del mal vivir, y de la congoja que produce la imposibilidad de asumir su propio destino. Son textos de años muy dispersos (alguno se remonta a 1900, y otros a 1926) que aúnan irregularidades literarias y prosísticas variadas mezcladas con discursos más arrebatadoramente seductores como Mendel el de los libros. Pero por encima de todos los relatos y novelas, al margen de la historia de que se nos cuenta, siempre se prefigura un cierto resquemor existencial propio de quien se muestra incapaz de aceptar su propio destino. No en vano, Zweig tuvo una vida tan azarosa que de alguna forma le condujo inevitablemente al suicidio. Pero esa, es otra historia. Es por eso por lo que esta vez he querido acercarme a dicho autor, y referirme a él como una inevitable recuperación. Y es de agradecer el trabajo editorial de Alba y El Acantilado, dos Editoriales catalanas, que han sabido ver en Stefan Zweig y en su obra un fiel reflejo de un tiempo problemático y distinguido, pero por encima de todo sensible ante lo que le rodea, algo que parece no había sido apreciado hasta la fecha |
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