El fracaso de vuestro sistema nos hará avanzar hacia otra derrota anunciada.
Disparo las blancas balas de mi palabra contra la diana grisácea de vuestra mediocridad.
Enfangados en quisicosas sin valor: el elevado precio lo fijó vuestra subastada biografía.
No aspiro a ser sublime pero quiero ser egregio: conduzco con la música muy alta y las ventanillas bajadas.
No tembléis si las fronteras caen. La hecatombe estaba escrita en los libros de texto.
Me eché al monte cuando de nuevo os vi comprando baratijas irrisorias en la plaza del pueblo.
Como desoísteis los consejos de los sabios, atravesáis a tientas el largo túnel de existencia.
¿Quién se confundió de mapa y nos empotró en este angosto y sombrío y larguísimo desfiladero?
El marinero navega y el campesino siembra. El oficinista traza cruces en sus tablas impolutas.
Volveré al negro un otoño más. Mis azules se merecen un público más selecto.