La obra de ningún otro autor clásico se mantiene más viva que la de William Shakespeare.
Traducción y epílogo: Jon Bilbao
Cinco siglos después de su fallecimiento, sus obras de teatro se continúan reeditando y representando en el mundo entero, además de haber dado el salto a otros medios, como la prosa de ficción, la televisión y el cine.
Parece que vivimos en compañía permanente de William Shakespeare, que él, sus tramas, sus personajes y algunas de sus frases llegan a nosotros sin esfuerzo. En tal situación, tomar asiento y leer una obra de teatro de Shakespeare es algo que hacemos al cabo de una relación prolongada y más o menos consciente con el autor, durante la que hemos recibido gran cantidad de información tergiversada, errónea, frívola o, sencillamente, al margen de lo literario.
Tito Andrónico fue la primera tragedia escrita por Shakespeare. Eclipsada inicialmente por otros textos del autor, en el siglo XX la intensidad y la violencia de esta obra hicieron que volviera a ser motivo de interés. Tito Andrónico es el punto de partida de la magnífica serie de tragedias de Shakespeare y nos permite apreciar cómo el autor hizo suyas las convenciones de las obras de temática romana y de venganza, adaptándolas a su personal visión teatral.
Coriolano, por su parte, cierra la serie de las obras romanas y, asimismo, de las tragedias. Shakespeare confeccionó una tragedia de estructura clásica, donde lo épico camina de la mano de la sobriedad. Su protagonista, Coriolano, va más allá que otros héroes guerreros del autor; recuerda a los protagonistas de las tragedias clásicas o a la resolución verbal y factual del Tamerlán de Christopher Marlowe, en lo que quizás fuera un regreso a los orígenes con el fin de cerrar un ciclo.
La biografía de William Shakespeare (1564-1616), dramaturgo y poeta inglés, la compone una serie de datos inconexos y a menudo insulsos, con abundantes espacios en blanco y ninguna información sobre su forma de ser y su ámbito personal, lo que no impidió, sin embargo, que se dijera de él que encarnó el espíritu de su época.
Su teatro posee dimensión universal y no cesa de ser interpretado y estudiado, siendo además fuente incesante de nuevas versiones. Romeo y Julieta, El sueño de una noche de verano, Julio César, Hamlet, El rey Lear y La tempestad, son apenas una muestra de un corpus amplísimo y tan actual hoy en día como en vida de su autor.
"Con demasiada frecuencia en la obra de otros poetas, un personaje es solo un individuo;por lo general, en las de Shakespeare es una especie.Shakespeare aproxima lo remoto y vuelve familiar lo extraordinario;el acontecimiento que representa no ocurrirá jamás, pero si se produjeran sus efectos serían seguramente los mismos que él le atributó". Samuel Johnson
"La hipérbole, el exceso y el esplendor son típicos de Shakespeare". Jorge Luís Borges
"Catalogar los mayores dones de Shakespeare es casi un absurdo:¿Dónde empezar, donde terminar?Escribió la mejor prosa y la mejor poesía en inglés, ó tal vez en cualquier lengua occidental.Fué más allá de todo precedente (….) e inventó lo humano tal como lo seguimos conociendo".Harold Bloom
"Frecuento a Shakespeare porque para mi es una fuente de fertilidad, un autor estimulante.Lejos de desanimarme, su grandeza y su misterio me invitan a escribir, me espolean, incluso me dan ideas:las que él solo esbozó y dejó de lado, las que se limitó a sugerir ó a enunciar de pasada y decidió no desarrollar ni adentrarse en ellas.Las que no están expresas y uno debe "adivinar".Las historias de Shajespeare rara vez son originales, rara vez de su invención.Es una prueba más de lo secundario de los argumentos y de la importancia del tratamiento.Es su verbo, es su estilo, el que abre brechas por las que otros nos podemos atrever a asomarnos.Señala sendas recónditas que él no exploró a fondo y por las que nos tienta a aventurarnos.Quizá por eso sigue siendo el clásico más vivo, al que se adapta y representa sin cesar"Javier Marías