Septiembre 2014

nº 159

Bestiario

José Morella
ko un

Ko Un no es un poeta: es un montón de poetas distintos. Fue un niño precoz en la Corea ocupada por Japón. La guerra fratricida coreana (1950-1953) no lo mató de milagro. Vio salvajadas insoportables. Le obligaron a transportar cadáveres a la espalda durante noches. Fue testigo del asesinato de amigos, de parientes y de su primer amor. Intentó suicidarse más de una vez. Antes de terminar la guerra, en 1952, se hizo monje budista. Lo dejó diez años después, siendo ya un poeta famoso, para pasar un largo tiempo atrapado en un nihilismo oscuro, alcohólico y depresivo. Más tarde se hizo activista político: fue uno de los principales portavoces contra las reformas antidemocráticas del presidente Park Chung-Hee. El asesinato de éste, en octubre de 1979, hizo que Ko Un fuera encerrado y torturado. En 1980, tras un golpe de estado en el país, Ko Un fue sentenciado a cadena perpetua. Lo soltaron dos años más tarde. Soportó la cárcel gracias a la meditación budista. Fue ahí cuando gestó la idea de escribir un libro llamado Diez mil vidas (el único suyo traducido al español), en el que aparecieran todas las personas que había conocido en su vida. Hace muchos años que suena para el premio Nobel.

Cinco poemas de Ko Un

Los textos en castellano son versiones de la traducción inglesa de Anthony of Taize y Lee Sang-Wha, publicada por Bloodaxe Books en 2012.

¿TE HA VENIDO UN POEMA?

Abrí el pecho. Se alzaron los pulmones.
Entonces, por fin, el corazón hirviente.
El futuro oculto de hace mil años
y el demasiado oculto de mil años después,
los dos se han adelantado ahora para darle forma a esa masa
que llamamos, hoy, un rostro.

Discursos de apertura, debates mediocres.

El año 2000, ¿pertenece al siglo XX o al XXI?
A principios de verano del año 2000,
en el restaurante de un hotel
junto al lago artificial de Gyeongju,
me dedicaba a estudiar el agua entre los cerezos.
El agua estaba bordeada
de una gran falsedad.

Para combatir el imperialismo americano deberíamos
unirnos a partir de ahora,
me dijo Pierre Bourdieu.
Era tres años mayor que yo,
pero muy juvenil.
Así que, como corresponde, me volví un muchacho yo también.

El agua fingía no saber nada
de las vidas y las muertes contenidas en ella.

La cara de hoy
emerge de dos masas
que se aglomeran,
la de Francia de entonces
y la de Corea de ahora.

¡Ah, lo absoluto del azar!
Justo entonces
por la ventana
veo un carbonero que se echa a volar.
(Un carbonero, pienso, y no un gorrión)
Mi atención,
dejando atrás el calor del imperialismo,
quedó atrapada por completo por el pájaro,
por el movimiento de ese pájaro.

Bourdieu me preguntó:
¿te ha venido un poema?
(Un pájaro acababa de echar a volar; seguro que te ha venido un poema.) Sólo entonces, emergiendo
de debajo de la expansión de agua que se ve por la ventana,
jadeé, soltando la respiración que llevaba tanto rato aguantando.
Repliqué como un ciego empapado:
Sí, me ha venido un poema.

Nos reímos fuerte los dos.
Al reír,
uno tenía tantas arrugas en la cara y en el cuello
que los ojos del otro desaparecieron por completo.

Poco después Bourdieu cruzó a Japón,
dio una conferencia especial patrocinada por Fujiwara Publishers
y se volvió a Paris.
Al poco tiempo falleció.
Hojeé los 14 volúmenes
de la Biblioteca Bourdieu en la edición de Fujiwara.
Luego leí los homenajes de Derrida y de Said.

En silencio, me vino otro poema.

HAS A POEM COME TO YOU?

I opened my breast. The lungs emerged.
Then, at last, the scalding heart.
That hidden future of a thousand years ago
and that all-too-hidden past of a thousand years later,
both now have come forward to shape that mass
we call, today, a face.

Keynote speeches, poor debates.

Is 2000 part of the 20th century or the 21st?
Early in the summer of 2000
in the restaurant of a hotel
beside the artificial lake in Gyeongju
I was studying the water between the cherry trees.
The water was bordered
by too much falsehood.

To combat American imperialism from now on
we should unite,
Pierre Bourdieu told me.
He was three years older than me,
but very boyish.
so accordingly, I too became a boy.

The water was pretending to be unaware
of the lives and deaths held within it.

Today’s face
emerges from two masses
lumped together,
France’s then,
Korea’s now.

Ah, the absoluteness of chance!
Just then
outside the window
one great-tit went flying off.
(A great-tit, I think, and not a sparrow)
My attention,
leaving behind the heat of imperialism,
was fully caught up in that bird,
by the movement of that bird.

Bourdieu asked,
has a poem come to you?
(A bird just lifted off; surely a poem has come to you.)
Only then emerging
from beneath the expanse of water outside the window
I gasped, letting out the breath I’d been holding so long.
I replied as would a blind man soaked through:
Yes, a poem has come.

Together we laughed aloud.
When we laughed
the one had so many wrinkles on his face and neck
that the other’s eyes disappeared completely.

Shortly after, Bourdieu crossed over to Japan,
gave a special lecture sponsored by the Fujiwara Publishers,
went back to Paris.
Soon, he passed away.
I leafed through the 14 volumes
of the Bourdieu Library in the Fujiwara edition.
Then I read Derrida’s and Said’s memorial addresses.

Quietly, another poem came.


UNA BOLSA DE PLÁSTICO

Una bolsa negra de plástico
en la que había traído dos manojos de cebolletas,

vacía ahora,

de golpe levantada por una ráfaga de viento

bailaba sola.

Bailando, desapareció tras la valla.

¡Madre!

A PLASTIC BAG

A black plastic bag
in which I had carried two bunches of chives,

now empty

suddenly borne aloft by a gust of wind

danced alone.

Dancing, it vanished beyond the fence.

Mother!


Las hojas de los árboles bailan al caer.
Cuando deje este mundo
yo también me iré bailando.

The falling leaves dance as they fall.
When I quit this world
I too will dance as I go.


Suelta
las cosas por las que has estado gritando treinta años.
¡Entre ellas,
la justicia!
Suéltala para siempre.

Let go
of the things you have spent thirty years shouting for.
Among them,
justice!
Let go of it forever.


Sobre una pila de basura amontonada en el arcén,
un ventilador estropeado
gira fuerte con el viento frío.

Al pasar, me quedo ahí parado mucho rato.

On top of a heap of garbage by the roadside
a trashed electric fan
is turning eagerly in the cold wind.

Passing by, I stopped there for a long time.