Por las noches, cuando todo se muere,
momentáneamente despierta mi alma.
Nacen entonces los triunfos diabólicos, los temores reales
y la imaginación araña el inconsciente invadiéndolo.
¿Acaso le está vedada a la ilusión niña
el instinto ciego de la inocencia?
Cuando tiemblas
aflora la mariposa valiente y leal
las hechicerías
de todos los retablos.
Figurillas, hogazas de pan
oídos que te alimentan
sinvergüenzas.
Los sucedáneos de la fantasía
se congregan para pasar revista.
Es difícil salir del cascarón
cuando el anhelo trasnocha desorientado
y el cuerpo desconoce la mímica
de la muchedumbre.