Los orígenes de la banda de rock británica Pink Floyd se remontan hasta el año 1964, donde a partir de diferentes formaciones que frecuentan la psicodelia y el rock progresivo, desembocan en el rock sinfónico de su historia más reciente.
Pink Floyd atravesó fundamentalmente por dos etapas, independientemente de quiénes fueran sus miembros, con la figura del guitarrista y cantante Syd Barret en sus filas, o sin él: una primera etapa estuvo marcada por la psicodelia en su sentido más auténtico y purista, y en una segunda etapa absolutamente diferente, la banda pasó a encabezar el récord en cuanto al número de metros de cable necesarios para actuar en sus actuaciones en directo, ampliando su formación con numerosos músicos durante las giras.
En octubre de 1971 Pink Floyd realiza la filmación del mítico concierto «Live at Pompeii», una auténtica joya que ha perdurado en el tiempo como una de las muestras más auténticas de lo que supuso la psicodelia en sus años de gloria. Curiosamente, esta maravillosa grabación fue concebida como un documental para la televisión por el director francés Adrian Maben como una filmación anti Woodstock. El lugar elegido para tan temeraria e intelectual misión fue las ruinas de más de 2.000 años de antigüedad del anfiteatro de la antigua ciudad de Pompeya, en Italia, una antigua ciudad romana que fue cubierta y enterrada por la erupción del volcán del monte Vesubio, el día 24 de agosto del año 79 a. de C.
Las grabaciones de las dos partes de «Echoes», que abre y cierra la cinta, así como los temas «One of These Days» y «A Saucerful of Secrets» se filmaron entre el 4 y el 7 de octubre de 1971 en el anfiteatro, entretanto el resto de los temas contenidos en la cinta fueron grabados entre finales de 1971 y comienzos de 1972 en un estudio de París con proyecciones del anfiteatro de Pompeya como fondo. En agosto de 1974 la banda publicó otra versión que combina las grabaciones de Pompeya con retales de otras filmaciones procedentes de las sesiones de grabación del álbum «The Dark Side of the Moon» en los estudios Abbey Road.
Pocas grabaciones superan «Live at Pompeii», de Pink Floyd. Sencillamente impresionante.