Enrique Villagrasa González nació en Burbáguena (Teruel), en 1957. En la actualidad reside en Tarragona. Periodista y lector de poesía. Ha escrito varios libros de poemas, siendo sus versos publicados en diversas revistas tanto en papel como en formato digital. Ha sido incluido en varias antologías y traducidos algunos de sus poemas a otros idiomas: árabe, croata, chino, francés, húngaro, inglés, italiano, portugués, rumano y ruso. Colabora como crítico en periódicos y revistas literarias. Su última publicación es Lectura del mundo (2014).
EN EL QUEHACER DEMIURGO
La única poesía es el silencio
suspendido.revelador,
el espacio ignoto y el tiempo
suspendido.
Nada hay imposible:
caminarás sobre los signos.
El verso deviene en llama cegadora y mortífera.
He ahí el poema:
manifestación pura.
Hechizo y magia del lenguaje.
Verso: palabra y memoria.
Sentir primero y último.
Voz y gesto de lo todavía por decir,
que como afilado cuchillo de cocina
abre tu piel, poeta;
y rasgará la tuya, lector.
EN EL POEMA
La memoria del verso
es la voz de la poesía.
A ella le es dada la palabra.
Oculta el espejo su mirada
y descubre la fascinación
del enigma.
El poeta es expulsado
por su escritura.
No teme a Platón.
CODA
I
Necesidad de crear
una poesía otra
en la fragmentación
del verso.
Exilio
desnudo y ágil.
Tiempo ido
resulta ser cifra:
ángel o duende.
Nada: suma de todo
lo no escrito.
II
La cuarta persona gramatical proyecta
un holograma poético gigante
en el límite del espacio-tiempo.
¿Acaso el verso no es un estado vibracional?
¿Y el poema no es un horizonte de sucesos?
La poesía siempre será lectura del mundo.
A mi madre, alguna que otra tarde, siempre le he dicho y lo dejé escrito en algún poemilla que la poesía es mi vida y mi vida es la poesía y ella será mi muerte. Todo parece indicar que ha sido, es y será así, irremediablemente. Porque la poesía es la pasión por la palabra y dentro de esa pasión, el paisaje, el amor y el dolor, el sueño y el silencio. Todo son instantes vivos, en mis poemas, llenos de las cosas que merecen la pena, como el arderse en preguntas. Toda mi poesía es búsqueda, todo en y por hallar la luz, a través del tiempo y la memoria; a través del acto de vivir, sentir, pensar. Nombrando las cosas para darles vida, reinventándolas como una línea de luz en ese paisaje de mar o de silencio, que alumbre el tiempo que se vive, el tiempo que se comparte, el sueño que se sueña, el tiempo que se busca, el más iluminado e íntimo sentido de la poesía y del poeta que se escribe y se reescribe para lograr ese verso que le haga poeta. Poesía que a veces nos sonríe, a veces nos alumbra, y, a veces, parece olvidarse del poeta que la ama y la desea y la busca y la persigue para encontrar el fulgor, la llama, la claridad de su voz. Es una mujer de la que siempre estamos enamorados, ya desde niños, y la buscamos en sueños y en nuestra vida, porque ella: ese verso, ese poema, es lo más hermoso y más perfecto que se haya soñado jamás. Pero, la Poesía siempre esquiva, a veces sonríe y a veces se olvida de que la necesitamos:
Mil trillones de zeptosegundos por tu mirada.
Pues el Higgs no me explica por qué no me amas.
Dejo de soñarte. Dejo de escribir el poema,
el poema que me revela el sueño que te sueña.