Por el aspecto del sujeto y su circunstancia –que diría don José Ortega y Gasset– no parece que el you se refiera a su esposa/mujer ubicada a su izquierda, con la que tampoco parece posible un pasarlo hotter on line ...
En la todavía cálida terraza otoñal un paterfamilias de familia numerosa mínima (dos niñas y un niño) hurga con desdén en una gran bolsa de patatas fritas entre dos cervezas mediadas. Luce una camiseta anaranjada que entre curvas deja entrever unas grandes letras negras con la siguiente leyenda: You were hotter on line.
Por el aspecto del sujeto y su circunstancia –que diría don José Ortega y Gasset– no parece que el you se refiera a su esposa/mujer ubicada a su izquierda, con la que tampoco parece posible un pasarlo hotter on line.
Se deduce, entonces, que se trata de una camiseta por un lado bien visible para la familia –por el color anaranjado de la susodicha– y por otro que la leyenda es “casual” tanto en castellano como en inglés, salvo que se quiera recurrir a intríngulis psicoanalíticos –que, como siempre, los habrá–.
Pero ¿qué dice la leyenda en ese idioma mandón (por ahora) de la globalización? Lo que dice es: ERAS MAS CALIENTE EN LINEA. Y, sin duda alguna, la frase es correcta y ajustada, pues él o ella eran más calientes on line, simplemente porque no eran o porque, incluso, no podían ni ser.
En efecto, la irrupción de la cultura on line vía Internet –hace tiempo ya accesible desde los teléfonos móviles– favorece una confusión progresiva entre el feed-back físico y el feed-back electrónico. Y esto es así hasta tal punto que, para muchas personas, ambos terminan por ser lo mismo, en beneficio, claro, del feed-back electrónico. Beneficio también económico para los grandes operadores –que ahora sabemos con certeza que nos espían– y beneficio amoral que reduce todo a representación de la representación –por mucho audio-video que pueda incorporarse en adjunto– abriendo camino a la fantasía.
Así, la fantasía –la imaginación de la imaginación–, a pesar de su reductor formato electrónico, se presenta como realidad absoluta, pudiendo un tímido joven de Alcorcón hacerse pasar por una cuarentona muy hot de Madrid con foto y todo.
Y como la fantasía sólo funciona en el fantasma, y el fantasma en este caso es muy plano, sin sabor ni olor ni volumen, la irrupción de una equivocada quedada deshace la “magia” y You were hotter on line”, porque, como se ha dicho, no se era lo que se decía ser.
De todo esto también habría que hablar un poco en las escuelas y las universidades (por decir algo) para, aceptando las ventajas de los nuevos medios electrónicos, no pensar que mejoramos por usar más ordenadores o hacer powerpoints más rocambolescos. Porque todo lo cool puede ser muy cold… Y entonces... You were hotter on line.