Poesía de IvanWernisch traducida por David Matuška Olzín
Me gusta hacer collage, porque a veces hago mis poemas como si se tratara de uno. En las cervecerías pasé a lo largo de mi vida cientos, miles de horas. Debido a ello, en las cervecerías conocí a la mayoría de mis amigos, allí también conocí algunas novias y muchísimos enemigos. También nos peleábamos en las cervecerías. Los poetas también se peleaban entre ellos. Y sobre todo, de madrugada el pueblo atacaba a los poetas. En las cervecerías escucho lo que cuenta la gente; además, de vez en cuando me lo apunto. Uno no retiene todas las charlas, sino sólo sus trocitos, que a veces componen un todo algo bizarro. Por ejemplo, la señora X tiene un perro e imagínate qué le pasó… y el resto ya uno no lo registra. El resultado del comunicado puede ser un tipo de tensión, incluso tal vez no está allí o la percibo sólo yo o simplemente me aparece.
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Estaba borracho, ahora algo menos que otras veces
partió para algún sitio z muchas veces a lo largo de la noche se halló en el mismo
lugar
era una plaza cada vez más pequeña
los tilos olían a cerveza desbravada
se sentó en un escalón
apoyó la espalda en la puerta de alguien
en las ramas sonó una máquina escribir
tintinearon los pajaritos de porcelana
y llegó la mañana
vagaba por las cuentas y colillas de cigarrillos
y en el poso del café
debajo de un puente viejo
dejó un par de huellas
Del poemario Cvičnéměsto (1983)
Ahora, la denominación de poeta sirve para marcar un hombre como delicado, afeminado, alocado en todos los casos…y también estúpido, porque si no fuera estúpido se buscaría la vida haciendo algo ordinario.
Una vez que hayas elegido esta vida, esta manera de ser poeta, también eliges miseria y pobreza, la vida que no hubiera satisfecho a la mayoría de la gente. Toda la vida vas a llevar ropa harapienta, beber sólo cerveza y vino malo y la gente de clase alta no hablará contigo, pero eso es mejor.
La primera parte de Los olvidados se publicó en 2000. Trabajé en él sin interrupciones durante más de cuarenta años. Durante este tiempo he coleccionado miles de nombres y textos de autores que están, más o menos, en la periferia. Es algo que la historia de la literatura o desplazó, o centrifugó, o nunca ha aceptado. Yo quería sacarlos del olvido o, para un ratito, dar la posibilidad a toda esta gente de volver a vivir.
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Es una idea muy interesante: “Leed también a los poetas malos, sed poetas” (ValjaRybička). Es tener la sensación de que a menudo el lector cree que un poema es malo porque él mismo no es capaz de leerlo como un poema bueno. Como si no tuviese su llave, como si simplemente no se hubiera encontrado con ella. El lector es coautor del poema. Cuantas más veces alguien lee el poema, tantas más es un poema distinto.
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¿Los premios que he recibido? Sean los premios de las editoriales, el Premio Capri o el premio de Seifert o la medalla que he recibido del presidente, para mí personalmente y para lo que escribo, no significan absolutamente nada. Siempre hubiese preferido recibir algún dinero.
Del hecho de haber elegido este camino, y sobre todo de que no fui capaz de abandonarlo, me arrepiento repetida e incesantemente. En otra vida, a lo mejor haré lo que sea, pero si me queda presente una pizca de lo que ha pasado ahora, seguramente no tocaré ni un solo poema.
NADA
Nada, nada y nada,
esta es tu parte
Pero puedes envidiar
y eso tiene que ser suficiente para ti, cree,
para ti es
más, de lo que mereces
Tanto sobre la riqueza
Y tanto sobre la belleza:
Nada, nada, nada,
esta es tu parte
Pero te puede acongojar
y eso es mucho
No tienes nada, nada y nada
Esperas
y esa es tu suerte
Tanto sobre la suerte
Del poemario Ó kdežpak (1991)