No escribía del amor porque no escribía de sus miedos
Caminaba por el campo como quien charla con Dios.
Escoger las palabras como elegiríamos a un hermano. Saber que cada trazo es esencial.
No escribía del amor porque no escribía de sus miedos.
¿Hacia dónde camina Occidente? Al encuentro de Dios y la pobreza.
En la capilla de los mosaicos había una luz tan tenue y tan tibia como la mirada de Oriente.
Dios ya no llora ni se ríe. Dios sólo espera.
El miedo a escribir por temor a no ser exacto y neto. Precisión y desnudez como últimos estadios.
Las calles tras el invierno: una invitación declinada.
¿Sabremos decir la verdad en esta época de locos? Si no, mejor matar la escritura.
De la oración salen sueños que repueblan de noche nuestro yo.