Al final del viaje:
un paisaje de inmovilidad
para que el lenguaje muera.
Porque es en las ausencias y los silencios, cuando las cosas dejan de ser imágenes y objetos, y de tener significados y sentidos, que las miradas y las palabras hallan su finalidad, no en la figuración de los paisajes y lenguajes inventados de la naturaleza y de la vida, sino en la inmovilidad y en el silencio del mundo, diferentes al gesto de la máscara y al ideal del canto. Así pues, el mundo sólo podrá ser dicho en el lenguaje no como el significado de las palabras, sino como el silencio de los términos. Esto es: en cuanto las palabras hablan por sí mismas, desaparece todo sujeto de la expresión, toda representación del objeto, incluso cualquier figuración, significado y sentido, y sólo queda de ellas la ausencia y el silencio de lo que nombraron: los términos de un lenguaje.
(San Sebastián, 13 de mayo de 2013)
EL POEMA
I
Antes de los rostros, cuando
las grandes cosas sin nombre,
en el gran silencio de la primera luz.
(16 de mayo de 2007)
II
Al principio se repiten las palabras sin saber que
se aprende antes el silencio que el significado.
(2 de abril de 2012)
y III
En el poema
siempre llega antes
el silencio que la luz.
(15 de abril de 2012)
EL LENGUAJE
I
Hay lenguajes
que están aún en el comienzo
- donde nunca nada fue dicho-
y que repiten en cada palabra
los términos originales
de aquel primer silencio.
(20 de marzo de 2012)
II
Al final del viaje:
un paisaje de inmovilidad
para que el lenguaje muera.
(24 de marzo de 2013)
y III
Sí, lo entiendo:
el lenguaje tiene
la luz del significado.
…
Pero yo escribo
porque existe la noche.
(27 de abril de 2013)