ISSN: 1578-8644

LUKE nº 149 - Mayo 2013



Plazas: Union Square (New York)

Vicente Huici

Aquí, en medio de Manhattan, se abre esta gran plaza diseñada por Bartholdi, más conocido por ser el escultor de la Estatua de la Libertad. Es sábado ...

Aquí, en medio de Manhattan, se abre esta gran plaza diseñada por Bartholdi, más conocido por ser el escultor de la Estatua de la Libertad. Es sábado y casi mediodía por lo que el Greenmarket, mercadillo de productos naturales, está a rebosar. Saboreo una Budweiser bien fresquita sentado entre una multitud en la Heartland Brewery y espero a Maite que vive cerca de aquí en un apartamento bastante arreglado y luminoso.

Por fin veo que viene Maite acompañada de Jon. Los veinticinco años han hecho de ella una china alta y guapa, como las que vimos en su tierra originaria de Wuhan. Jon la ciñe de la cintura y yo no dejo de sentir un repunte de envidia distributiva. Los dos llevan poco menos de un año en Nueva York, ampliando sus estudios de arquitectura. Al principio querían ir a Chicago, pero el primo Mikel había decidido dejarse el pelo al cero y su residencia neoyorkina y les pasó el apartamento.

Tras los besos de rigor- ya considero a Jon como otro hijo más- se sientan y comentan sus cuitas. No les resulta difícil vivir en la gran manzana y menos en este barrio. Han hecho buenos amigos en la Architecture School de la Columbia University y de vez en cuando se pasan por la Euzko Etxea para tomar un rioja y practicar un poco la lengua de Aitor- lengua que Maite alterna, según dice riéndose, con un chino mandarín de ascensor.

La mayor parte de sus amigos son hispanos aunque también hay algún irlandés y un par de alemanes, todos muy de Obama y muy anti-republicanos. Jon dice que el Tea Party le recuerda a “los fachas” y que todavía tienen cierta chance porque, en general, los yanquis no han terminado de asimilar la impotencia frente a los atentados del 11-S.

En medio de la conversación, una joven de rasgos indios y cabello sedoso muy negro se detiene ante nuestra mesa y nos saluda. Maite se levanta y le da un par de besos. Hablan brevemente en castellano. Maite le invita a sentarse y es entonces cuando la reconozco: se trata de Chanda, una amiga de la infancia. Chanda está especializándose en cardiología, siguiendo los pasos de su padre, también médico y viejo amigo.

En esto aparece Mertxe acompañada de Tatiana, la madre de Jon. Han estado de chicas, y de paso se han dado una vuelta por algunas tiendas de la Fifth Avenue, según dejan constancia todas bolsas multicolores que traen entre las manos.

Tras las consultas oportunas, Jon pide otra ronda de Bud´s para todos. Y cuando llega, con el primer sorbo, cierro un momento los ojos y me siento feliz, como si cada cosa encajara perfectamente en su sitio. “Papi, luego iremos a comer a The House, comida americana de la buena…” oigo que dice Maite por la izquierda mientras me aprieta la mano. Y yo asiento y la recuerdo con ocho años repitiendo “yo de mayor quiero ser arquitecta como la tía María”.