ISSN: 1578-8644

LUKE nº 150 - Verano 2013



Myriam Fraga

Antonio Maura

Poemas como juguetes rotos

Hubo una época en la que, solitario, el Sol habitaba en un palacio permanentemente iluminado, sin un solo rincón en sombra, mientras que el mundo, todos los hombres, vivían en las tinieblas y sentían ansias de la luz. Aquello ocurría en un antes, anterior a todos los antes, que ya nadie guarda en la memoria. Sólo los más ancianos del lugar cuentan que en aquellos tiempos había un guerrero que se disfrazó de pájaro y voló muy alto, tanto que alcanzó el palacio del Sol, que se perdía entre las nubes. Y allí entró, fogoso y puro, pues era un guerrero arquetípico, para robar el fuego que vestía cada una de las estancias del luminoso recinto. Tomó en su pico un ascua encendida y descendió a la tierra. Los hombres consiguieron así el fuego, pero el guerrero quedó tiznado y negro por las quemaduras. Un viejo hechicero se compadeció de él y con raíces, emplastos y danzas propicias logró que volviera a ser pájaro, esta vez de gran belleza. Tenía las plumas del color de la llama: verde, amarillo y naranja, y el pico ceniciento con la extremidad roja para que recordase para siempre su viaje. Su historia se cuenta en las comunidades indígenas de Brasil y la ha recogido una poeta bahiana, Myriam Fraga, en su libro A lenda do pássaro que roubou o fogo (La leyenda del pájaro que robó el fuego).

Myriam Fraga es una de las poetas vivas más intensas e íntimas del gran país americano. Ha publicado una docena de libros de poemas, está incluida en numerosas antologías y es autora de diversos trabajos en prosa sobre personajes de su Bahía natal. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán y ahora también al español. Es miembro de la Academia de Letras de Bahía y directora de la Fundación Casa de Jorge Amado que, desde el Pelourinho, en el mismo corazón negro de la ciudad de Salvador, contempla el mundo con sus dioses africanos y su magia de vida solar en medio de la noche.

He recogido tres poemas de ese viaje al palacio de la luz, que es también un viaje de iniciación a la vida plena, que abrasa con su fuego, pues la felicidad no es nunca irrelevante: tiene sus encantos y su castigo. Quien haya visitado aquel lugar lo sabe.