ISSN: 1578-8644

LUKE nº 145 - Enero 2013



Las interrogantes del silencio

Karmelo C. Iribarren

Para entender la poesía de Emilio Varela Froján hay que situarse en el inicio de los tiempos, en un paraje desértico, donde la luz del sol, las piedras, la sombra que estas proyectan sobre la tierra, el agua, el aire traspasado por la luz y el viento mantienen un diálogo anterior a las palabras, anterior a sus mismos nombres, un diálogo que es la búsqueda de una la identidad como sucesos que son, su necesidad de "ser y estar" en la historia, para lo cual necesitan ser dichos -otra vez- una primera vez y para siempre. Y es esa primera vez precisamente la que busca Emilio Varela. Tarea ímproba, heroica y hasta me atrevería a decir que peligrosa, por lo desequilibrante. Es esta una poesía minimalista en su construcción, carente de retórica, y que recuerda a los monumentos prehistóricos, en lo que de misterioso e imposible tratan de trasladarnos. Varela, arquitecto de profesión, es un apasionado de una poesía que desconoce pero que sabe que lleva dentro y que antes o después conseguirá clavar sobre el papel. Si sigue escribiendo, es decir, transitando por ese desierto árido que es su lenguaje poético, antes o después llegará alguna parte donde un espejo le devolverá su imagen, y con ella la memoria, y quizás entonces la claridad y hasta "la vida" vayan entrando en sus poemas. Porque el camino en poesía siempre es de ida y vuelta: de la luz hacia la sombra (o el silencio, la desaparición), y de la sombra hacia la luz. Esto es lo que he sacado yo de la lectura de este poeta paradójicamente excesivo en su sobriedad. Y ahora, que hablen sus versos:

I

De LAS FUENTES DE ARENA:

ÍDOLO

La pobre piedra
quemada por el sol
con su pequeña sombra
mata la luz.

Y en toda la luz tú sol
un punto rojo no más grande
que yo un punto de sombra
por tu luz.

(San Sebastián, septiembre de 2001)

y II

De LA LUZ DE LA CENIZA:

Amanece,
y otra vez la claridad del sol.
Sin embargo,
yo me despierto en el silencio
a la primera pregunta del día:
¿Para qué tanta luz?

(San Sebastián, 22 de abril de 2012)

Foto: Laia Varela Lasarte