Espacio Luke

Luke nº 142 - Septiembre 2012. ISSN: 1578-8644

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El responsable

José Manuel Botana

Sabe perfectamente lo bien que le ha tratado la vida, lo reconoce en silencio y así, calladamente, golpea con los nudillos sobre la encimera roja. Comenzó a trabajar a los doce años repartiendo bombonas de butano y poco a poco ganó lo suficiente para comprarse una furgoneta de segunda mano sin papeles, se mató a hacer portes y mudanzas hasta que el dinero que pudo ahorrar le dio para que la furgoneta abandonara su ilegalidad y hasta para comprar un pequeño camión. Devoto como era de la virgen del Pilar y viviendo en Madrid, todos los años llevaba a la familia de vacaciones a orillas del Ebro para poder rezar en la Basílica.

Miedo le daba acercarse a la nevera lista para ser vendida, todo había ido bien en su vida, pero ahora sobre sus hombros recaía una pesada carga: la culpa. Los bancos estaban en quiebra por su imprudencia, no podía poner la radio ni acercarse a comprar la prensa, su mujer le había abandonado y no tenía dinero para el divorcio, sus hijos le habían retirado la palabra, los amigos con los que casi se llegaba a emborrachar tres veces por semana mientras se pulían cinco euros en una partida habían encontrado un sustituto para él, nadie se lo decía a la cara pero todo el mundo sabía que había sido él quien se había cargado el orden mundial económico aunque en su descargo siempre pensó que sólo había sido una pequeña inversión en un apartamento con dos ambientes, cocina con encimera roja y algo más de dinero para comprarse un coche con el nombre de su empresa y el teléfono, rotulado con pintura dorada en las puertas delanteras.

En el telediario lo habían dicho, fue al querer vender el apartamento a orillas del Ebro para comprar un palco en la ópera para su esposa y otro para él en el Bernabéu, ahí se desencadenó toda una serie de órdenes de ventas, dado que él era el referente del inversor con poder. Ahora mira tentado los frascos con diferentes venenos que el farmacéutico del barrio generosamente le ha hecho llegar con una nota que dice: "Para eso estamos los amigos". Antes de tomárselos, busca entre los CD una canción de Los Chichos y comienza a escribir unas cartas a los que han resultado perjudicados por su mala cabeza: Al director del FMI por darle tanto trabajo, al anterior y actual director del Banco de España por las incomodidades que les haya podido causar su insensata acción, otra al Banco Central Europeo por los mismos motivos y otra más para los jubilados, pidiéndoles ayuda para reparar los daños que ha causado. Mira de nuevo los frascos de veneno y no termina de comprender cómo un palco en el Bernabéu ha podido liar tal catástrofe económica, pero está claro que había vivido muy por encima de sus posibilidades; él, que nunca ha sido un tiburón de las finanzas y su esposa… ¿Qué hacía su esposa en medio de toda esa gente en el Palacio Real escuchando ópera? Si es que no había sido por vender, sino por querer que un pequeño transportista llegara al palco del Bernabéu y la mujer de un pequeño transportista llegara a un palco en el Palacio Real, había sido por eso que el mundo se había revelado contra él para castigarle. Pensó también en todos los políticos a los que había perjudicado y de un trago y con el último compás de la canción de Los Chichos se tragó todos los venenos: la subida del IVA, la del IRPF, la supresión de los derechos laborales y hasta el maldito cambio climático.

El responsable

Obra: El responsable
Artista: Malena de Botana
Técnica: composición fotográfica
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