Espacio Luke

Luke nº 143 - Octubre 2012. ISSN: 1578-8644

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Poemas de Ivan Wernisch

David Matuška Olzín

Traducidos por David Matuška Olzín

Vejiga de pez

Los jinetes no llevaban los cuervos dentro de las alforjas, sino alrededor de sus cinturones, y los caballos tenían atados en los cuellos vejigas de peces, la sangre de los cuervos corría por sus pantalones y todavía no se había vuelto negra.

Y hablaban una lengua de la que solo me acordaba y la que tenía que haber oído siendo niño, hablaban despacio y se señalaban entre sí, porque no tenían nombres. Uno de ellos me señaló a mí. Quería acordarme de una palabra de esa lengua, y de repente la dije sin haberme acordado. El hombre sacudió la cabeza.

Desató al caballo una vejiga de pez y me la acercó, luego todos dijeron aquella palabra, la que no pude recordar. Dieron la vuelta a los caballos y vi cómo se alejaban, que no eludieron el bosque y que yo, en este fin de otoño, me quedé sólo con una vejiga de pez en la mano.

Pena

Recogía la hierba acuática
de azud a azud
espantaba a los ratones ahogados.

Y los cordoncitos verdes, los que sacaba,
no eran hilos de las marionetas caminando por el fondo,
raíces parecidas a unas arañitas tenían en sus puntas.

Aldaba en esa puerta

Con la aldaba a la puerta negra
llamo, llamo, golpeo
con la aldaba en esa puerta,

tengo una coronilla mojada, verde
y llevo a un carnero,
en el espetón lo asaremos,

tengo una cabeza, cortada con cuchillo
una semana la llevo en la silla jineta
una semana cruzaba el monte.

De los matorrales saltó un lobo
y se llevó al cordero chivo
a quién voy a degollar yo,

la sangre, la captaré dentro de una fuente
tu sangre, la que solo conozco como un pájaro columbino,
no se caerá en el suelo,

de los cabellos una cuerda te trenzaré,
trenzaré una cuerda de tus cabellos,
y me envolveré la mano,

con la aldaba llamo, golpeo,
con la aldaba en esa puerta,
con la coronilla verde golpeo.

De Zimohrádek (1965)

Una vez el maestro Kadó salió a dar un paseo

Una vez el maestro Kadó salió a dar un paseo al campo y volvió con la frente abierta y las rodillas arañadas. Traía abrazada una gran piedra de mucho peso.

El alumno, que aquel día espantaba las moscas de su choza, se extrañó. "¿Por qué esta piedra?".

"Aunque parezca como cualquier otra", replicó el maestro Kadó, "precisamente esta piedra me estaba acechando en el camino para meterse bajo mis pies. No sé qué razón tenía, y tampoco sé qué más piensa emprender contra mí, y por eso no quiero perderla de vista".

Culminación de los placeres ansiosos

Un Bedřich, de profesión saldoconista, escribió una vez un poemario rimado. Primero había escrito un poema, luego un segundo, un tercero, un cuarto, un quinto etcétera, hasta que obtuvo diez, una antología entera. Le dio el nombre de Culminación de los placeres ansiosos, y se fue a ver a su mejor amigo, también saldoconista, que enseguida leyó atentamente los diez poemas y dijo "Increíble. Tú, Bedřich, eres un poeta".

"También tengo esta sensación", dijo Bedřich y volvió a casa a acostarse, porque se hizo tarde.

Pero el amigo de Bedřich no podía pegar ojo durante toda la noche, porque se dijo "Si puede escribir poemas Bedřich, un saldoconista como yo, además mi mejor amigo, ¿por qué no podría escribirlos yo también?". Y escribió un poema primero, y luego, paso a paso un segundo, un tercero, un cuarto etcétera, con el mismo orden como antes Bedřich escribió diez poemas rimados, un poemario entero, e igual que Bedřich, la llamó Culminación de los placeres ansiosos. Y a la mañana siguiente, muy temprano, fue a enseñársela a Bedřich.

Y esta vez se asombró Bedřich. "Me parece amigo, que tú también eres un poeta", le dijo. "También tengo esta sensación", dijo el amigo de Bedřich. Y añadió "De verdad que lo soy".
Y Bedřich declaró "¿Sabes que tus poemas tienen algo en particular? Que son completamente iguales que los míos".

"¿De veras?", se extrañó el amigo. Y después de haber pensado un instante agregó "¿No tienen tus poemas en particular exactamente lo mismo?".

"Pues sí…" se extrañó Bedřich. "Mis poemas tienen en particular exactamente lo mismo"

De Lásku já nestojím (2001)

Ivan Wernisch

Ivan Wernisch es uno de los mejores poetas checos contemporáneos y se merece más atención y reconocimiento. Se trata de un hombre que ha hecho mucho por y para la poesía checa, y no sólo como poeta. Sin posibilidad de publicar durante la ocupación soviética, la obra de Wernsich se caracteriza por contener sueños, rincones y paisajes olvidados, mundos absurdos, personajes inventados y luego reinventados, sátira, situaciones cómicas y crueles a la vez. La mistificación y su labor de recopilación de los poetas checos olvidados son otras facetas de su larga trayectoria. Todo esto está subrayado con una paz sabia, que refleja su vida y todas las vidas que se ha inventado.

La mayoría absoluta de sus poemas está escrita en verso libre. Algunos se acercan a la poesía narrativa y otros son diálogos o microrrelatos de sus personajes. Los neologismos son omnipresentes en la creación de Ivan Wernisch, y la búsqueda de sus gemelos en otros idiomas es una aventura emocionante.

Todos los poemas que presentamos han sido traducidos por David Matuška Olzín.

Más información en http://en.wikipedia.org/wiki/Ivan_Wernisch