El hombre solitario en su blanco pensamiento. Dejadle en paz.
En la rosa de junio está la verdad. El resto son borrones de estupor sobre el papel.
La casa sencilla, el camino de losas, la hiedra subiendo: allí vivió el poeta del sigilo.
Bajo los pinos escribió junto al amigo. Después no cruzó la muralla.
Sana la escritura como sanan las palabras y el silencio.
Si Dios quiere llegar a algo debe ponerse a la altura del hombre.
Sabemos miles de cosas inútiles. Y lo peor: creemos que los demás las conocen.
Leer en un pasaje menor, en un párrafo olvidado, el universo entero. Y preguntarse para qué.
Más fe tiene una piedra que todos vosotros juntos. Ella obedece, vosotros teméis.
Era poeta por su relación con la nada: la llevaba en el bolsillo, escondida, como un objeto más de su humilde ajuar.