Escribes poemas
porque necesitas
un lugar
en donde sea lo que no es
Alejandra Pizarnik
En la infancia, antes de que el sentimiento se convierta en la abstracción de los sentidos, y que la idea se separe del deseo, se tiene primero conciencia del conocimiento del mundo. Es decir, en la vida como en la naturaleza comienza a ser, a un tiempo, la lucidez y el latido del cuerpo, pues la misma sangre recorre los nervios y las venas.
De hecho, las palabras y las miradas primeras son consustanciales al mundo, son ciertamente la íntima contemplación y respiración de los cuerpos y de las cosas, el rostro y el nombre del mundo hecho y dicho por él mismo.
Efectivamente, al pensar en ciertos espacios se logra ver y oír en ellos, en su transparencia y vacío, la luz y la voz primeras que en sí mismo el aire contiene, visiones y oraciones que repiten en su interior la inmovilidad y el silencio originales del mundo.
En el fondo, por tanto, la creación de los paisajes y de los lenguajes tiene como finalidad no la belleza de las imágenes ni el ideal de los significados, sino la inmovilidad de los gestos y el silencio de los signos, pues no hay máscara sin inmovilidad ni canto sin silencio, sin que se haya creado el vacío entre la ausencia del objeto y la desaparición del sujeto, y superado el arte como representación del sentimiento y expresión de la personalidad.
Lo que se resuelve, definitivamente, no de una forma simbólica y metafórica como imaginación abstracta y figuración del sentido, sino de forma concreta como conciencia metafísica del fin y de la inexistencia en los límites y términos absolutos de unas estéticas de la inmovilidad y unas poéticas del silencio, esto es
1
Hay que dejar
el aire limpio
de luz y voz,
y vacío
el espacio
del pensamiento.
Porque los rostros
y los nombres
de las cosas
se fundan
en la inmovilidad
y el silencio.
2
En todo nombre
se contempla la ausencia
y se respira su silencio.
y 3
Todas las miradas y las palabras
que me sirven para pensar el mundo
son para mí límites de un paisaje
y términos de un lenguaje,
verdaderas limitaciones
y terminaciones que contienen
las formas extremas de lo absoluto.