SOUNION
Al iniciar el viaje hacia el antiguo
promontorio de Atenas me había imaginado
contraviniendo reglas, encubriendo
mis reprobables intenciones,
capitulando ante mi yo más fiero,
ese que blande en sueños la fusta sobre el belfo
embridado del manso y aturdido animal
de tiro, pero cuando llegué al Cabo
me sentí como si algo por dentro, un hipotético
guardián me amonestara despertando
la conciencia, por eso no procedí
como tantos turistas extranjeros
–recuerdo, y los folletos
publicitarios lo acreditan,
el nombre de Lord Byron–
que grabaron su firma con rotundas
evoluciones de un vulgar cincel
en la piedra gastada de Agrileza
al visitar el templo. Su alzamiento
rompe la fina línea que aísla
el mar del cielo. El pensamiento
también delinque.
(Conmueve sospechar
la candidez de aquellos que confían
a la escritura el don sagrado
de la inmortalidad).
Contemplé, como si en la luz quedaran
suspendidas, las formas celestiales
de las columnas que hacia el distintivo
estival ascendían desde una cota opuesta
al estilóbato, vi cómo ceniza y sombras
se internaban, arriadas sus velas, en un mar
dócil, amansado, cárdeno, sólo mío.
Por un momento el mundo se detuvo.
Cuando contra mi piel
repercutía el canto de los pájaros
y se ahormaba contra el fuste
quebrado de pilastras confinadas
en un drenaje casi sumergido
la espuma de las olas,
me supe un dios caído a quien pronto abandonaría
la juventud que entonces disfrutaba.
Ahora, satisfecha la deuda contraída
con mi otro yo, una foto en blanco y negro
que decora los últimos peldaños
de la escalera, guarda del recuerdo
una subordinada y redundante
sensación de melancolía,
tan similar a la de quien observa
en la vitrina una distribución
de extravagantes lepidócteros
que temo, muchas veces, confundirme.
DOMINGO EN LA PLAYA
Forma, sed, duración,
luz rechazada.
IDEA VILARIÑO
Las sombras se disipan. No protegen
ya el toldo ni el escudo de mi espalda
sus voluptuosos sueños, sus señaladas formas.
Cierro los ojos. Dejo que el sol dore
sus párpados y alise las arrugas del rostro,
que el mosto de su signo embriague el cuerpo
indefenso de quien duerme a mi lado.
Lograré con el tacto de mis manos
reconocer la suave orografía
del deseo en reposo.
Se levanta
la brisa vespertina. No conozco
otro lugar que el pensamiento abarque
de forma tan exacta. Ponen rumbo
hacia el abra apacible aparatosas
embarcaciones de recreo
que las olas engullen como a un copo
de nieve prematuro la tierra aún caliente,
como al alma confusa el cielo despiadado.
Miro con envidia las dunas,
su ciega curvatura de animal
fatigado se afirma en movimientos
secretos y renacen de sí mismas,
como la conciencia después del sueño.
Cierro los ojos. Es la luz intacta
del tiempo detenido quien me asombra
y purifica. Gracias a ella, dentro
de la retina guardo una experiencia
robada del ayer, de la costumbre
que me presenta como era anteayer,
en otra playa, junto a quien amaba.
Y ahora, ya dormido, lo veo todo
más lúcido que si me mantuviera
despierto: Nada sacia mejor la sed que el agua
del manantial hirviente y afán ninguno
puede, mientras se extiende
su dominio, colmar mis apetitos,
reprimir la violencia del fracaso,
porque soy flor de un día, un aleluya
que en la consumación lleva la penitencia.
CARLOS ALCORTA nació en Torrelavega (Cantabria) en 1959. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Lusitania (Biblioteca del Vigía. 1988), Condiciones de Vida (Editora Regional de Extremadura.1992), Cuestiones Personales (Colección Árgoma. 1997), Compás de Espera (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza. 2001), Trama (Algaida Poesía. 2003), Corriente Subterránea ( DVD Ediciones. 2003), Sutura (Poesía Hiperión. 2007) y Sol de Resurrección (Calambur, 2009) y las siguientes plaquettes: Doureios Hippos, (Scriptum. 1986), Un Lugar en la Memoria, (Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce. 1988), Pormenor (La Horadada. 2005), A la intemperie (Centro de la Generación del 27. 2007) y Ritual de la luz (Ediciones del 4 de agosto, 2008).
Ha obtenido premios como el Ángel González, El Alegría/José Hierro, el Hermanos Argensola o el José Luis Hidalgo. Ejerce la crítica literaria y artística en revistas y otros medios de comunicación. Codirigió la colección de poesía SCRPTVM desde 1985 hasta 1991, y desde 1997 hasta 2007 la revista de literatura ULTRAMAR y las colecciones de cuadernos poéticos El Astillero y Travesías. Actualmente es corresponsable de las Veladas Poéticas de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander y de la colección de poesía de la editorial Quálea.