Tras ella un desorden de formas gastadas. Un anhelo de más que sumerge la mano en el olvido.
Y la memoria que se pierde dejando sólo la huella de un cuerpo en la arena.
(De Transformaciones, 2009)
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Quién quiere probar mi pan y mi vino. Quién quiere sentarse conmigo a esta mesa humilde para decirnos algo o no decirnos nada y sencillamente acompañarnos. La puerta siempre estará, ya, abierta. Quien tenga hambre y sed venga. Aquí tiene un asiento. Aquí tiene un lecho donde dormir. Aquí tiene su igual. Espero. Este pan no se endurece ni este vino se avinagra. Esperaré todo el tiempo que sea necesario, pues este pan y este vino deberán ser, para que nutran, compartidos. Espero, leyendo mis viejos libros de poemas, a que a mi hogar llegue el amigo.
(De Transformaciones, 2009)
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SI NO ERES PUENTE
Siempre conté hasta diez y nunca apareciste.
Fueron noches de granizo desnudo, de temblor
en el humo del deseo. Días de ayuno y lucidez
Kepa Murua
La realidad no existe. No te siento ahí. La realidad no me interesa si no eres puente.
La realidad no se sostiene, es así de sencillo. Se deshace como un sueño. Sólo quedan mis dos manos, casi yo: un desnudo impreso, una interrogante. Signos como restos.
Pero no me importa; cierro los ojos. Duermo o hago que duermo, cuento hasta diez; abro los ojos. Es suficiente: estás –y si no estás, tampoco importa: cierro los ojos, cuento otra vez–.
(De Manzana de vaho, 2013)
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Ya se respira mucho mejor. A mi lado oigo las arrugas de algunos vestidos. Toda la noche bailando o latiendo. Persiguiendo, sin pausa, pavesas de hielo.
Fuera ya no llueve, sólo hace frío. Estoy desnudo pero no lo siento. Sé que hace frío, lo sé y nada más. Puedo ver el tenue empañado de la ventana. Me levanto y escribo sobre el vaho:
¿Lo sientes
tú,
el frío?
Me separo unos pasos y veo cómo lo escrito, poco a poco, va desapareciendo bajo un nuevo y frío paño.
El vaho es olvido puro.
Descanso, por fin. Siento alrededor un color a nuevo. La base mineral de la que surgen los mundos.
(De Teatro, inédito)
POÉTICA
La expresión poética es un acto comunicativo que se da en sincronía hacia fuera (el otro, el mundo) y hacia dentro (la conciencia del poeta). La expresión como comunicación es un acto consciente al que mueve una voluntad que obedece a un estímulo y persigue un objetivo. Esto es lo que definirá el punto de vista del poeta, la perspectiva desde la que lee la realidad. Ese punto de vista es iluminado por el pensamiento, por una razón que es la razón propia del poeta: la razón poética, cuyos códigos hace que se diferencie esencialmente de la razón práctica o instrumental. El poeta describe, interpreta, traduce o crea realidad desde este punto de vista, desde esta razón, que es la razón particular de la poesía. Su expresión comunicativa será, por ende, poética, al margen de que la expresión sea más o menos lograda. Y es que lo importante, a priori, es la opción consciente del poeta, la elección del paradigma poético, y no una expresión perfecta. La expresión mejorará con el tiempo y, sobre todo, con el trabajo; una vez hecha la elección sólo es cuestión de aprendizaje y perseverancia. La poesía así entendida, como acto de creación y aprendizaje, como forma de conocimiento, es arte pero también es ciencia. Desde su paradigma, desde su razón, expresará el mundo y el misterio de la existencia, lo inefable, lo inexpresable; (ninguna razón ha penetrado tan profundo el misterio, desvelándolo, como la razón poética). La forma de conocimiento y expresión poética será tan válida, en consecuencia, como método para el saber, como la empleada por la razón instrumental. Y, como la poesía en abstracto no existe y sí las expresiones poéticas, en esta tarea de conocimiento lo relevante no será el medio (escritura, pintura, danza, música, etc.) sino la eficacia lírica, el impacto poético y la transformación subsiguiente. Porque el poeta, como sujeto consciente, con conciencia de serlo, adquiere en la elección de la poesía un compromiso ineludible con la sociedad en la que vive: interpretarla, explicarla, traducirla desde la poesía para recrearla poéticamente. Este compromiso hace del poeta un militante y de la poesía un arma cargada, efectivamente, de futuro.
Juan Manuel Uría (Rentería, 1976) ha publicado los libros de poesía Puerta de Coral (Ellago Ediciones, 2005), ¿Quién es Werther? (Biblioteca CYH, 2009), Transformaciones (Baile del Sol, 2009) y Manzana de vaho (Editorial Quadrivium, en imprenta). Miembro del grupo cultural Gatza, donde codirige la revista de literatura y pensamiento Soliloquio y el cuaderno de poesía Pidgin. Es miembro de la Asociación de Escritores de Euskadi (AEE).
En 2012, junto con el poeta Beñat Arginzoniz, crea la editorial de poesía El Gallo de Oro.
Organiza y dirige el Festival de Poesía Guardetxe Poesia Jaialdia.