Estoy empeñado
en palabras plurales.
En cuanto llegue,
te prometo dos,
redondas como dos círculos.
Imposiblemente iguales.
Haga lo que haga,
las palabras me arrastran hasta ti.
Nada abriga más
que tu intemperie.
Desahuciado de tus palabras,
me miraste entre cartones.
Como dejándome enfriar
te alejaste.
Un eterno paréntesis
que ya no puedo cerrar.
Estás en mí
por lo que dices,
por lo que oigo,
por la fuerza de las palabras,
hoy desordenadas y sin acento.
Pero gramaticalmente atadas,
anudadas a mi verbo.
La recta es una curva de radio infinito.
El infinito es algo tan grande como yo quiera.
Cuando lo finito es tan grande como otros quieren,
es aconsejable quitarse la piel a palabrazos.
Mi poema es un círculo
que se queja de ser cuadrado.
Las esquinas de una baldosa.
Una curva con cuatro lados.
Vi a la poesía en la calle.
Y lo peor de todo…
me reconoció.
Reventar los silencios a palabrazos.
Acribillar el horizonte sin pagar los cristales.
Destrozar las imágenes.
Estrujar el aliento.
Sostener las letras.
Antes de que ruede el latido debajo de la piel.
POÉTICA DE MIKEL VARAS
Mi nombre es Mikel Varas. Escribo esculturas y esculpo poemas, partiendo de materiales como el acero inoxidable, la madera... Me sirvo de la luz y de las sombras para escribir palabras en el aire, para que los pájaros puedan leerlas. Para que todos nosotros podamos, asimismo. La sombra muestra nuestro miedo y nuestra falta de conocimiento y la luz construye la pregunta. La respuesta está en cada ojo, en cada intuición, en cada cerebro donde se cierra el círculo de nuestra ignorancia y nuestro conocimiento.
El mundo es una enorme ciudad, donde cada uno de nosotros encuentra el sentido a sus vidas. Está escrito en el significado de los edificios, de las calles, de los barrios, de las camas, de los techos. Está escrito en la lucha entre nosotros por un lugar en el que estar, por un lugar en el que existir y al que ir. No hay sitio para todos en todos los lugares, y la lucha se refleja en el espejo de sus propios límites. Cada instante algo se quiebra y, situado entre la luz y el vacío, crea la sombra y hace que la luz tenga sentido.
El punto de partida de mi arte es un diálogo con los espacios sociales, con los lugares que cada ser humano ocupa. Este lugar tiene sus dimensiones espaciales y temporales, y también tiene sus dimensiones intra-humanas e inter-humanas. Es el punto donde dos personas conectan.
Esta conexión curva el acero, brota de las tablas de madera y se traduce en emoción. Una emoción que hace humano al mundo. Una emoción que muestra al ser humano que es humano.
Mikel Varas (www.mikelvaras.com)
Mikel Varas compagina la escultura con la poesía y la reflexión relacionándolas siempre con cuestiones artísticas, sociales y personales, y con la única intención de comunicar para vivir. En sus palabras aborda temas sociales directos sin rodeos ni adornos, huyendo del retoque del poema. Su estilo es fugaz, informal, testimonial, antipoético, en ocasiones punzante y concentrado en la búsqueda de la economía del lenguaje. Sin abstenerse de los recursos expresivos del lenguaje del habla. Sus palabras urgen ser escritas, huyen de los ajustes formales. En su obra se advierte una evidente preocupación por los aspectos sociales, cierta actitud de rebeldía, un pesimismo lleno de miedos, y dudas que huyen de la realidad. Se manifiesta también en sus poemas un amor a Bilbao desde lo más íntimo y su preocupación por buscar un lugar en él, donde ser y no dejar de ser.
Sus esculturas son un arte de un ser tremendamente humanizado, son un lleno de luz y a la vez de sombra, un vaciar y llenar con los mínimos recursos, jugando con la gravedad de materiales como el acero inoxidable o la madera. Poesía espacial en movimiento.
Mikel ha recibido diferentes premios y reconocimientos tanto en escultura como en poesía, destacando un accésit en el certamen internacional “Aires de Córdoba”.
Pueden verse sus primeras obras públicas en la Aldea del Portillo de Busto (Burgos): Encantapájaros, Enredadera, Improvisación…; en la sede de la empresa Tubos Reunidos (Amurrio, Álava): Infinito; o en Basauri (Vizacaya): Irrintzi en el aire.
Sus libros publicados hasta la fecha son los siguientes: Esculpiendo la palabra (2006), Garabatos en el aire, hacia un horizonte circular (2009) y Negro contra luz (2012).