ALGUNAS VECES casi me siento,
como si al decirme estuviera aquí
y fueran éstas mis palabras dactilares,
inquietas y anhelantes,
al acecho,
dibujando sus líneas retorcidas
para caer de garras sobre lo real,
destrozar el tiempo cuando todavía es carne,
y otorgarme consuelo breve,
parca compañía,
terca conversación,
tal vez una herida nueva,
una duda sangrante,
y si tengo suerte una pregunta.
DE DÓNDE viene el frío
por qué no se incendian estas palabras
y me calientan, ahora mismo,
con lo avanzado que está el invierno.
OTRO día más
en la abrupta terquedad de estos ojos
enrojecidos,
ante un paisaje que cambia
para idéntico, reconocible,
siempre reconocible. Agónico.
La mirada busca con desesperación
una brizna de hierba nueva,
algo que haya crecido
al amparo de la noche
mientras mi cuerpo descansaba
noqueado.
La falta completa de importancia,
lo irrelevante de las transformaciones,
la persistencia que tienen las cosas
para no transgredirse
y conservar su ofensiva materialidad…
Sólo el dolor, la herida abierta,
la enfermedad y el desgarro de la cura,
mantienen la esperanza
de regresar
a la normalidad del grito.
AQUELLOS pasos malogrados,
intenciones, sueños y proyectos,
tantas piernas rotas como saltos,
obstinado palpar el aire
que sopla de lo remoto,
lo imaginado.
POÉTICA DE FRANCISCO TABOADA
Escribo poesía porque necesito vivir MÁS. Amo las palabras, y las palabras me corresponden. Soy un animal vestido de conocimiento. Dicen que hago poesía meditativa, yo lo llamo Respirar. Tengo biblioteca: nunca estoy solo.
Francisco Taboada nació en Bilbao en 1957 y reside en Cantabria desde hace quince años. Licenciado en Pedagogía, su primer libro de poemas, Garbanzos, apareció en 1979. Ha sido profesor de Didáctica del Pensamiento en la Universidad del País Vasco. Escribió relatos cortos y series de ficción para El Correo (1985-1992). Colaboró en La realidad de Cantabria, y tiene publicada una novela en la página web Vertedero Sonoro, Memorias de Yoser Pez. Desde 2009 escribe los Cuentos del río Miera en la revista Cantárida, de la Casa de Cultura de Cabezón de la Sal. Se dedica profesionalmente a la rehabilitación de casas antiguas. Su último poemario se titula Palabras dactilares y ha sido publicado por Cantárida